15/07/2023

Tras la revuelta de mayo

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En mayo de 1926 fue formado el tercer gabinete de Witos, apoyado por la coalición de la Democracia Nacional y del partido campesino Piast. Este gobierno tuvo una acogida hostil por parte de la izquierda. Piłsudski aprovechó la circunstancia y el 12 de mayo marchó sobre Varsovia al mando de las tropas adictas. Los regimientos leales al gobierno le ofrecieron resistencia y en los encuentros que siguieron perecieron 379 personas. Al cabo de tres días el poder estaba en manos de Piłsudski y sus partidarios, llamados “el saneamiento”, debido a sus lemas de “saneamiento moral”. Wojciechowski renunció y la Dieta eligió presidente al candidato propuesto por Piłsudski, que era el prestigioso químico Ignacy Mościcki. El parlamento votó también por una modificación de la Constitución, reduciendo considerablemente las atribuciones de las dos cámaras.

El nuevo equipo inició sus actividades gubernamentales en un período de reanimación económica del país, lo cual repercutió sobre las relaciones internas de Polonia. La derecha estaba derrotada y la izquierda confundida. Esta situación favoreció la campaña proselitista del nuevo gobierno, al tiempo que se cristalizaban nuevas líneas de división política. Una parte de los partidarios de la Democracia Nacional de los medios industriales y terratenientes prestó apoyo al gobierno. En marzo de 1928 tuvieron lugar nuevas elecciones, en las que tomó parte un Bloque de Colaboración con el Gobierno. Esta organización agrupó numerosos disidentes de otros partidos políticos y su campaña electoral fue apoyada por la administración estatal, que para ese entonces se había liberado de los enemigos del “saneamiento”. El Bloque ganó un 30 por ciento de los votos. Pero después de las elecciones fue concertado un acuerdo entre los partidos de centro y de izquierda con el objeto de restituir el sistema parlamentario y derrocar al régimen del “saneamiento”. Sin embargo, en agosto de 1930 la Dieta fue disuelta y los dirigentes de la oposición detenidos y recluidos en la fortaleza de Brześć. Aunque en el juicio que siguió recibieron penas de hasta tres años de prisión, muchos de ellos pudieron emigrar sin cumplir la sentencia. Estos acontecimientos suscitaron una ola de protestas en muchos medios sociales. Mientras tanto, el equipo gobernante los utilizó para fortalecer su posición. Las elecciones del otoño de 1930, famosas por sus irregularidades y por los “milagros de las urnas”, le dieron al “saneamiento” el 46 por ciento de los votos.

Estos hechos coincidieron con el inicio de la crisis económica mundial. Se produjo un violento aumento del desempleo y, como resultado de la baja de precios de los productos agrícolas, se profundizó la penuria del campo. Los años de la crisis abundaron en huelgas y manifestaciones en las ciudades y en el campo. En 1931 los partidos populares se unieron, formando el Partido Campesino, cuyo indiscutido dirigente era Wincenty Witos. El Partido Campesino aspiraba a restituir la democracia parlamentaria y a realizar reformas sociales, ante todo la reforma agraria. Wincenty Witos mantuvo una gran influencia aún después de emigrar, en 1933, aunque la dirección formal del partido le fue encomendada entonces a Maciej Rataj.

También intensificó sus actividades clandestinas el Partido Comunista, que extendió su influencia entre los desempleados. A principios de los años 30 se agravaron las relaciones polaco-alemanas. Los alemanes exigían la revisión de las fronteras. Después de largas negociaciones fue firmado entonces el tratado de no agresión polaco-soviético, prolongado en 1934 por diez años. De la diplomacia polaca se había hecho cargo poco antes el coronel Józef Beck. La llegada de Hitler al poder en Alemania, dio lugar en Polonia a ostentosas precauciones militares. Se hablaba de que Piłsudski había propuesto a Francia una guerra preventiva contra los nazis. Pero tanto Gran Bretaña como Francia e Italia aspiraban a mejorar sus relaciones con el dictador fascista y hasta iniciaron las negociaciones para firmar un pacto cuatrilateral. Polonia decidió entonces normalizar sus relaciones con Alemania y en enero de 1934 fue firmada una declaración de no agresión entre ambos estados.

Desde los comienzos de la década de los 30 el grupo gobernante preparaba un cambio de la Constitución. Simultáneamente tomaba medidas que restringían las libertades cívicas y atentaban contra ciertas normas del derecho laboral favorables para los obreros. El 22 de abril de 1935 entró en vigor una nueva Constitución que atribuía grandes poderes al presidente. Luego se modificó la ley electoral, reduciendo el número de ciudadanos con derecho a votar y obstaculizando la presentación de candidatos opositores. La Constitución de 1935 daba prueba suficiente de las tendencias totalitarias del régimen y generó una fuerte resistencia. Las elecciones que tuvieron lugar en el mismo año fueron boicoteadas por la mayoría de los electores. En mayo de 1935 murió Józef Piłsudski. En el partido del “saneamiento” comenzaron las luchas por la sucesión política del mariscal. Finalmente, el poder quedó en manos del presidente Ignacy Mościcki y del mariscal Edward Śmigły Rydz. Fue apartado del gobierno el “grupo de los coroneles” que dirigía el estado desde comienzos de los años 30 y al que pertenecieron, entre otros, Walery Sławek y Aleksander Prystor. En mayo de 1936 se formó el último gabinete de la Polonia de preguerra, con el general Sławoj-Składkowski como primer ministro. Los cambios en el equipo gubernamental y sus crecientes tendencias derechistas privaron al “saneamiento” del apoyo de los intelectuales democráticos y liberales, que más tarde fundaron los Clubes Democráticos y acentuaron su presencia en el Partido Socialista Polaco y el Partido Campesino. Al mismo tiempo aumentó su influencia entre los intelectuales el PCP, que con su nueva táctica de Frente Popular luchaba por restablecer el régimen democrático.

En los años 1935-1939 creció el movimiento huelguístico. Se desarrolló entonces la huelga de ocupación o “huelga polaca”. Estas acciones eran a veces severamente reprimidas por las autoridades. Fue famosa la huelga campesina de 10 días organizada en agosto de 1937 por el Partido Campesino, la más poderosa manifestación política contra el gobierno antes de la segunda guerra mundial. Participaron en ella cerca de un millón de personas y las represiones policiales costaron la vida a unas 40.

El mapa político de Polonia en los años anteriores a la II guerra mundial era el siguiente: a la derecha el Partido Nacional, con lemas nacionalistas y antiparlamentarios, combatido tanto por la izquierda como por el “saneamiento”, el cual constituía su rival más importante en la lucha por el poder. En el año 1933 se escindió del partido un sector compuesto fundamentalmente por dirigentes más jóvenes que, con un programa de marcado acento fascistoide, acusaban al Partido Nacional, sobre todo a sus líderes más antiguos, de sumisión al liberalismo parlamentario. Este sector conformó una expresión política de radical orientación nacionalista. A su nacionalismo y antisemitismo extremo sumaban actitudes antiobreras y una demagógica verborrea contra el gobierno. Sus métodos antijurídicos dieron pretexto a las autoridades para disolver este sector, que desde ese momento actuó en forma semilegal. Los partidarios del “saneamiento” se agrupaban en torno al Bloque de Unidad Nacional creado en 1937 y que combatía tenazmente a la izquierda y a la democracia nacional. Después de la muerte de sus antiguos líderes Piłsudski y Dmowski, surge una nueva generación de dirigentes para quienes las viejas querellas y divisiones eran historia pasada, haciéndose cada vez más notorio un proceso de acercamiento ideológico entre los antiguos adversarios. El “saneamiento” y la democracia nacional eran atacados por socialistas, populares y comunistas por su demagogia antidemocrática y nacionalista y sus acentuadas tendencias totalitarias. El Partido Popular y el Partido Socialista colaboraban entre sí, manteniendo además contactos no oficiales con los sectores liberales del gobierno. El Partido Popular, organización campesina de masas, contaba con alrededor de 200 mil afiliados. El PSP, menos numeroso (cerca de 50 mil miembros), veía aumentada considerablemente su influencia debido a su estrecha relación con el movimiento sindical. Los comunistas que se encontraban en el país, luego de la disolución de su partido por parte de la Internacional Comunista en 1938, se sumaban a diferentes iniciativas impulsadas por las fuerzas de izquierda. Finalmente es necesario mencionar la activación de los sectores de centro bajo el auspicio de Ignacy Paderewski, a la sazón residente en Suiza, quien con la colaboración del ferviente opositor del gobierno, el general Sikorski, cuyas diferencias con Piłsudski databan de la época de las legiones, creó en 1937 el Partido del Trabajo de inspiración demócrata-cristiana, que no llegó a tener mayor influencia.

En aquellos años en Polonia funcionaba un sistema de gobierno autoritario. El sector que tomó el poder en 1926, en cuya composición se operaron con el tiempo considerables cambios, recurría a métodos abiertamente dictatoriales. El papel de la Dieta estaba seriamente restringido y en sus labores tomaban parte, por lo demás, sólo los partidarios del gobierno. Su política interna era marcadamente antidemocrática. A pesar de las muchas dificultades funcionaba una oposición legal y aparecía, aunque sometida a censura previa, una prensa independiente. La gran mayoría de los trabajadores pertenecía a sindicatos independientes del sector gobernante, casi la mitad de ellos eran miembros de los sindicatos de inspiración socialista, en los cuales tenían también cierta influencia los comunistas. Existía además una gran cantidad de organizaciones sociales, culturales y educativas de los más variados perfiles políticos y sociales. Una fuerza económico social de gran importancia era el movimiento cooperativo, que agrupaba a varios millones de personas. A su vez, las diferentes minorías nacionales, aunque no pocas veces discriminadas, hacían uso del derecho a cultivar sus instituciones nacionales, organizaciones sociales, culturales y partidos políticos. Especialmente desarrolladas eran las formas de vida colectiva de la minoría judía, que poseía una prensa numerosa, un desarrollado sistema de enseñanza de todos los niveles, organizaciones económicas propias, un Teatro Judío que llegó a tener un gran nivel artístico, etc. El desarrollo cultural de la comunidad judía en Polonia era uno de los más vigorosos a nivel mundial. Hay que reconocer también los grandes logros del movimiento cooperativo ucraniano. Las minorías nacionales, en especial la ucraniana, la judía y la alemana contaban con una numerosa representación parlamentaria. En vísperas de la guerra una gran parte de la minoría alemana había sucumbido a la influencia de los nazis, convirtiéndose en activa quinta columna de los mismos.

A la muerte del mariscal Piłsudski el sector gobernante entró en un proceso de desintegración. La debilidad económica del estado y los conflictos sociales no le permitían al gobierno ganar un mayor apoyo popular y contribuyeron a activar a la oposición, tanto de izquierda como de derecha. A ello hay que agregar también las tradiciones democráticas de la sociedad, irreconciliables con los métodos autoritarios del gobierno. A ello se debían las inconsecuencias e incluso las concesiones del gobierno como, por ejemplo, la convocatoria de las elecciones locales poco antes de comenzar la guerra, que dieron a los socialistas el gobierno municipal de Łódź, la segunda ciudad de Polonia.

Fuente: “Panorama histórico de Polonia”,

Biblioteca Ignacy Domeyko

Transcripción: Honorio Szelagowski

Director de Prensa CiPol