13/10/2023

Polonia durante la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945)

Artículos

El 1° de septiembre a las 4 de la madrugada las tropas alemanas invadieron Polonia sin previa declaración de guerra, dando comienzo a la segunda guerra mundial. Polonia sufrió la embestida de uno de los ejércitos más poderosos y modernos del mundo. En la invasión tomaron parte más de 1.800.000 soldados que constituían la élite del ejército alemán, apoyados por 9.000 piezas de artillería, 2.500 tanques modernos, cerca de 1.500 aviones bombarderos y de caza. Polonia disponía de 900.000 soldados agrupados en 26 divisiones de infantería, 8 brigadas de caballería, 3 brigadas de montaña, sólo una brigada motorizada moderna y 56 Batallones de Defensa Nacional insuficientemente pertrechados. Las fuerzas polacas contaban con 3.000 piezas de artillería, 475 tanques ligeros y cerca de 400 aviones de combate, incluidos 60 de los más modernos aviones bombarderos.

El enemigo contaba con una superioridad aplastante en poder de fuego y movilidad. Disponía, además, como todo agresor, de la ventaja que proporciona el poder de elegir el tiempo y el lugar del ataque. No obstante, las fuerzas alemanas se encontraron con una tenaz resistencia. El enemigo empleó por primera vez en la historia de las guerras los ataques masivos de tropas blindadas y motorizadas. La Luftwaffe también puso en práctica por primera vez el ataque aéreo masivo contra objetivos militares y civiles. Por orden expresa de Hitler los alemanes hacían la guerra violando todas las normas del derecho internacional, causando conscientemente gran número de víctimas entre la población civil.

Del 1° al 3° de septiembre duraron las acciones en la primera línea de defensa, pero luego las fuerzas polacas, en ardua lucha y sufriendo considerables bajas debieron retirarse a la línea defensiva principal que iba desde Pomerania hasta los Cárpatos, pasando por Bydgoszcz, Poznań, Łódź y Silesia. El plan de sostener esta línea no fue posible de realizar, por lo que el comandante en jefe, mariscal Edward Śmigły-Rydz, dio orden de proseguir la retirada en dirección sureste, contando con que allí sería posible mantener un frente único. Hasta el 6 de septiembre duraron la tenaz defensa de Pomerania, la cruenta batalla del Mława, la defensa de Łódź, y los combates en Silesia y al sur de Cracovia. A la historia de la segunda guerra mundial pasó la heroica defensa del depósito militar de Westerplatte en Gdańsk, donde escasos 200 soldados rechazaron durante una semana los asaltos de fuerzas enemigas varias veces superiores numéricamente, apoyadas por la aviación, la artillería y la marina de guerra.

El 3 de septiembre de 1939 Gran Bretaña y Francia cumpliendo los compromisos contraídos, declararon la guerra a Alemania, dando comienzo a la coalición antinazi. Aunque desde el punto de vista político era este un hecho de gran importancia, la situación militar de Polonia no experimentó ningún cambio. Debió continuar luchando sola, oponiendo resistencia a los dos tercios de las fuerzas alemanas.

El 8 de septiembre el frente se acercó a Varsovia, siendo ésta gradualmente sitiada desde todas las direcciones. Continuó la tenaz defensa en la región central y sur del país. La siguiente fase de las operaciones comenzó el 9 de septiembre por la tarde con una gran ofensiva polaca en el valle del río Bzura, en la que participó la tercera parte de todas las fuerzas polacas, al mando del general Tadeusz Kutrzeba. El éxito inicial de la operación fue considerable, pero no pudo influir en la situación general; antes del 20 de septiembre, en una de las batallas más sangrientas de la historia, el ejército del general Kutrzeba fue desbaratado y sus restos se replegaron a Varsovia para participar en la defensa de la capital. El 17 de septiembre se cerraron las tenazas alemanas en torno a Varsovia.

El17 de septiembre cruzó la frontera polaca el ejército soviético. En la noche del 17 al 18 de septiembre el Presidente, el Gobierno y el Estado Mayor pasaron la frontera polaco-rumana, abandonando el territorio polaco.

La lucha continuaba. Hasta el 18 de septiembre duró el combate en la ciudad de Gdynia. Hasta el 22 los alemanes sitiaron Lwów sin poder tomarlo, pero el comandante de la plaza se rindió al ejército soviético. En la zona de Lublin, se libraron antes del 26 de septiembre dos grandes batallas en las cercanías de Tomaszów. El 28, luego de agotar todas sus posibilidades de defensa, cae Varsovia. En la defensa de la ciudad, junto a las fuerzas regulares al mando del general Juliusz Rómmel, tomaron parte numerosas formaciones de voluntarios. El alma de la defensa de la capital es el alcalde Stefan Starzyński. Al caer la ciudad fue arrestado pro los alemanes y posteriormente asesinado.

La última agrupación polaca de importancia, el ejército “Polesie” al mando del general Franciszek Kleeberg se enfrentó con éxito a los alemanes de Kock, desde el 2 al 5 de octubre, pero debió capitular por falta de municiones. Esta fue la última batalla de la campaña de 1939.

La significación militar y política de la defensa polaca en 1939 fue enorme. Por primera vez Hitler encontró una resistencia armada. Como consecuencia de ello, comenzó a formarse la alianza que 5 años más tarde, tras sangrientas luchas, derrotaría definitivamente al estado nazi. La defensa tuvo también suma importancia desde el punto de vista militar. El plan de Hitler de derrotar a Polonia en una campaña corta y rápida, no tuvo éxito. La guerra se prolongó durante cinco semanas; luego de la primera semana Polonia logró incluso tomar transitoriamente la iniciativa estratégica. La invasión de Polonia le costó a Alemania 40.000 soldados, 1.000 tanques y 700 aviones. Estas pérdidas equivalen a las sufridas pro los alemanes en todas las campañas terrestres hasta el ataque a la Unión Soviética. Gracias a los polacos, los aliados ganaron medio año para preparar la defensa del frente occidental. Obtuvieron además, una preciosa experiencia en cuanto a los métodos de guerra utilizados por los alemanes. Lamentablemente no aprovecharon tampoco la circunstancia de que en septiembre de 1939 la mayor parte de las fuerzas alemanas se hallaba ocupada en Polonia.

Los territorios ocupados por los alemanes, de una superficie de 188.000 km2 y habitados por 22 millones de personas (18.5 millones de polacos, 2.5 millones de judíos y menos de un millón de alemanes), fueron divididos en dos zonas. La Polonia Mayor, Pomerania y Silesia fueron anexadas a Alemania, gran cantidad de polacos fueron expulsados, muchos condenados a trabajos forzados. Con el resto del territorio polaco las autoridades alemanas de ocupación formaron la “Gobernación General”, sometida a una brutal represión y explotación económica. Los territorios incorporados a la URSS tenían 201 km2, una población de cerca de 13 millones de habitantes, en su mayoría ucranianos, bielorrusos y judíos, mientras que los polacos eran 5 millones.

Los nazis procedieron de inmediato, ya en el curso de la campaña de 1939, a poner en práctica su plan de exterminio de la población polaca. Apenas terminadas las luchas regulares, asesinaron en Bydgoszcz a más de 10.000 personas. En la Navidad de 1939 llevaron a cabo la primera ejecución masiva en Wawer, cerca de Varsovia, ultimando a 107 personas. Liquidaron la vida política y social, prohibieron las actividades culturales, cerraron las escuelas de enseñanza media y superior, limitando considerablemente las escuelas primarias. Gran repercusión tuvo en Europa el brutal trato dado a los profesores de la Universidad Jaguelónica de Cracovia. Las autoridades alemanas reunieron a 183 científicos en el edificio de la universidad bajo el pretexto de una conferencia acerca de la ciencia alemana, enviándolos luego al campo de concentración de Sachsenhausen, donde muchos perecieron.

Los primeros en caer víctimas del exterminio planificado fueron los dirigentes políticos. En Palmiry, cerca de Varsovia, fueron asesinados el líder campesino Maciej Rataj y el dirigente socialista Mieczysław Niedziałkowski. Hasta el día de hoy no se ha podido establecer las circunstancias en que fue asesinado el alcalde de Varsovia, Stefan Starzyński.

Las redadas callejeras servían para obtener mano de obra gratuita. Cerca de tres millones de personas fueron deportadas a trabajar a Alemania. Muchas personas casualmente detenidas en las redadas eran fusiladas en ejecuciones públicas o enviadas a los campos de concentración. En el solo campo de Auschwitz perecieron alrededor de 4 millones de personas. En 1940 los ocupantes crearon ghettos especiales donde era confinada a la fuerza la población judía, privándola gradualmente de alimentos. Pero en opinión de los alemanes la muerte de los judíos en los ghettos era demasiado lenta, por lo cual procedieron a exterminarlos en el lugar o en los campos de concentración. De poco más de tres millones de judíos polacos, sobrevivieron apenas algunas decenas de miles gracias a la población polaca que arriesgaba su propia vida, ya que prestar ayuda a los judíos era penado por los ocupantes con la muerte. Los polacos introducían alimentos al ghetto y ocultaban a los judíos que lograban huir. Se fundó una organización clandestina especial que se encargó de ayudar a la población judía: el Consejo de Ayuda a los Judíos. El gobierno polaco en Londres denunció en reiteradas ocasiones a partir de 1942 el asesinato de los judíos polacos perpetrado por los nazis, exigiendo que se adoptasen medidas para detener este genocidio y castigar a sus ejecutores.

Los métodos de exterminio total fueron aplicados por el ocupante contra todos los polacos. Diariamente en las calles de las ciudades, en las aldeas y en los campos de concentración morían centenares de miles de personas indefensas. Durante las acciones de “pacificación” cayeron víctimas los pobladores de centenares de aldeas y pueblos, especialmente en la región de Zamość y en Varsovia durante la liquidación de la insurrección de 1944. A manos del ocupante murieron en total más de 6 millones de polacos.

La sociedad polaca no aceptó la derrota. A través de Hungría y Rumania llegaron a Francia miles de soldados. Surge allí un nuevo gobierno polaco encabezado por el general Władysław Sikorski, que fue también comandante en jefe del Ejército Polaco. En Francia, de conformidad con un acuerdo con el gobierno de este país, fue creado el Ejército Polaco constituido por cuatro divisiones de tierra y unas cuantas divisiones aéreas de cazas. En Siria fue organizada la Brigada Independiente de Tiradores Carpáticos, y en la Gran Bretaña se procedió a la formación de la Marina de Guerra polaca a partir de los buques que habían llegado a parar a puertos ingleses o bien antes de la guerra o bien a raíz de los combates contra el enemigo.

También en la Gran Bretaña se organizó la aviación polaca. En suma, el Ejército Polaco en Occidente contaba en aquel entonces con alrededor de 80.000 soldados. En los meses de mayo y junio de 1940, la Brigada Independiente de Tiradores de Podhale tomó parte en la campaña de Noruega, distinguiéndose particularmente en la batalla de Narvik. En esa misma operación participaron también cuatro buques de guerra polacos.

Todas las unidades polacas creadas en Francia, junto con las tropas evacuadas de Noruega, participaron en la defensa de Francia en los meses de mayo y junio de 1940. En los combates aéreos en Francia intervino la aviación polaca. Con la derrota de Francia, las unidades polacas en ese país que luchaban hasta el final, prácticamente dejaron de existir. Gracias a la ayuda británica se logró evacuar a las Islas alrededor de 23.000 soldados con los cuales se formó en Escocia el Primer Cuerpo Polaco que iba a ser utilizado para la defensa de la Gran Bretaña contra la invasión alemana. Al mismo tiempo se procedió a la organización de las fuerzas aéreas polacas. Como primeras medidas fueron creadas las divisiones de cazas 302 y 303 que, desde agosto de 1940 hasta el 31 de octubre de ese mismo año, tomaron parte en los combates aéreos que pasaron a la historia con el nombre de la Batalla de Gran Bretaña. Los aviadores polacos lograron un gran éxito derribando cerca de 250 aparatos enemigos del total de 1.733 aviones alemanes inutilizados.

En esta y siguientes fases de la guerra se distinguió también la Marina Polaca. Buques polacos participaron, en suma, en 1.162 operaciones; escoltaron a 787 convoyes, echaron a pique con toda seguridad 9 buques de guerra enemigos, y, probablemente, cinco más, dañando 19; hundieron 39 barcos mercantes y de transporte y derribaron30 aviones.

Entre octubre de 1940 y marzo de 1942 combatió en el África del Norte, al lado de las tropas británicas, la Brigada Independiente de Tiradores Carpáticos que contaba con más de 5.000 hombres y que, tras la capitulación de Francia, había sido retirada de Siria. Los soldados de la Brigada se hicieron famosos en la defensa de Tobruk.

Después de la invasión alemana a la URSS, el gobierno polaco en el exilio volvió a entablar relaciones diplomáticas con este país. En virtud de un acuerdo político y militar, empezó a formarse en territorio soviético el ejército polaco. En total, en la URSS había aproximadamente un millón de polacos entre desplazados y prisioneros de guerra que acababan de ser puestos en libertad. Así, comenzaron a organizarse divisiones polacas. Sin embargo, por decisión del gobierno polaco en Londres que contaba con el apoyo de los ingleses y norteamericanos, esas unidades, que totalizaban 40.000 hombres, fueron evacuadas a Cercano Oriente para ser transformadas allí en el Segundo Cuerpo Polaco bajo el mando del general Władysław Anders. El Cuerpo tomó parte en los combates en el frente italiano. Se distinguió en la toma de Montecassino (mayo de 1944) y de Ancona. También participó en las luchas por Bolonia.

Las unidades del Primer Cuerpo, tras la invasión aliada en Francia, Bélgica y Holanda, pasaron a luchar en Alemania. La Primera División Blindada del general Stanisław Sosabowski participó en la batalla de Arnhem, la mayor operación de desembarco aéreo de la Segunda Guerra Mundial. Unidades polacas lucharon igualmente en las filas del movimiento de resistencia en Francia.

En la fase final de la guerra, las Fuerzas Armadas Polacas en Occidente contaban aproximadamente 220.000 hombres, incluidos 14 divisiones aéreas y 15 buques grandes y unos cuantos de menor porte. La aviación derribó cerca de 1.000 aviones enemigos y 200 cohetes V. Los bombarderos efectuaron alrededor de 12.000 incursiones aéreas contra los alemanes. A base de estos datos puede decirse que la contribución de las fuerzas polacas a la lucha contra el enemigo en todos los frentes fue considerable.

En el país, desde los primeros días de la ocupación, se desarrolló la resistencia. Aún antes de terminar la campaña de septiembre varias unidades militares pasaron ya a la lucha guerrillera. El más famoso fue el destacamento del mayor Henryk Dobrzański, que operó en la región de Kielce hasta fines de abril de 1940.

El 26 de septiembre de 1939 en la sitiada Varsovia la jefatura militar creó una organización secreta que dio origen al Ejército del Interior, al mando sucesivamente de los generales Michał Karaszewicz-Tokarzewski, Stefan Rowecki y Tadeusz Komorowski. El Ejército del Interior estaba subordinado al gobierno exiliado residente en Londres. También brindaron su apoyo político al gobierno las agrupaciones políticas que antes de la guerra estaban en la oposición y que siguieron funcionando en la clandestinidad: el Partido Nacional, el Partido del Trabajo, el Partido Socialista Polaco y el Partido Campesino, el más organizado e influyente cuya organización militar, los Batallones Campesinos, estaba integrada al Ejército del Interior. Con la participación de estas agrupaciones y de otras menores surgió la Delegación del Gobierno en el País.

Muy variadas eran las formas de resistencia armada y sabotaje. La sociedad polaca se enorgullecía con razón de no haber proporcionado a ningún Quisling ni haber manchado su honor prestándose a la colaboración con los ocupantes. La prensa clandestina (algunos periódicos alcanzaron tiradas de decenas de miles de ejemplares, contándose por miles los títulos editados) llegaba a todos los rincones de Polonia, incluyendo los campos de prisioneros y de concentración. La actividad artística y científica, prohibida por el ocupante alemán, fu mantenida en la clandestinidad. Además de la prensa se editaban panfletos, obras literarias y textos escolares. Se desarrolló una red de enseñanza secreta que incluía varias universidades. Siguieron funcionando en la clandestinidad casi todas las escuelas secundarias que existían antes de la guerra. En la enseñanza primaria (parcialmente permitida) se impartían en forma secreta las asignaturas nacionales prohibidas, abracando a cerca de un millón de alumnos y 19.000 maestros. En la educación secundaria estudiaban en tales condiciones casi cien mil alumnos, mientras que la enseñanza universitaria abarcaba a más de diez mil estudiantes. En los territorios anexados al Reich también se impartía educación en condiciones similares.

Sería difícil determinar la cantidad de víctimas que cayeron en los “frentes civiles”. A pesar de las represalias, los nazis no pudieron liquidar la actividad intelectual ni someter a los polacos a la condición de esclavos sumisos.

El movimiento revolucionario entró en la guerra y en la ocupación bastante disperso. Sin embargo, los comunistas estuvieron en la primera línea de combate, sumándose a los Batallones Obreros de Defensa de Varsovia creados por el Partido Socialista. El símbolo de su participación lo constituyó la figura de Marian Buczek, que murió dirigiendo un grupo de soldados que se abrían paso hacia Varsovia. Ya en 1939 surgieron algunos grupos (entre ellos “Hoz y Martillo”, “Proletarios” y los “Boletineros”) que realizaron varias acciones políticas y militares. Estas organizaciones y el “Grupo de Iniciativa” creado en la URSS constituyeron el 5 de enero de 1942 el Partido Obrero Polaco. Este partido lanzó la idea de crear un frente nacional para agrupar a todas las fuerzas patrióticas en lucha contra el ocupante, se pronunciaba además por la necesidad de emprender la lucha armada de masas. En sus concepciones se remitía a las tradiciones revolucionarias del proletariado polaco, especialmente a los logros del Partido Comunista en la época de la lucha por constituir el Frente Popular. El primer secretario del Comité Central del Partido Obrero Polaco fue Marceli Nowotko, a su muerte le sucedió Paweł Finder y, al ser arrestado éste, Władysław Gomułka. El POP formó su propia organización militar, la Guardia Popular, cuyo jefe de estado mayor era Franciszek Jóźwiak. Después de la invasión alemana a la Unión Soviética en junio de 1941, los territorios polacos se encontraron en la retaguardia del frente, lo cual hizo recrudecer las acciones de sabotaje. En julio de 1941 se reanudan los contactos diplomáticos entre Polonia y la URSS.

Los contactos diplomáticos ente el gobierno en el exilio y el gobierno soviético no fueron bien recibidos por algunos sectores que apoyaban al gobierno de Londres, particularmente por los partidarios del antiguo “saneamiento” agrupados en torno al general Kazimierz Sosnkowski. El entendimiento polaco-soviético correspondía a las concepciones formuladas por el POP, que en esos momentos sostenía conversaciones con la Delegación del Gobierno en el País. Estas conversaciones cuyo objetivo era lograr la colaboración de todo el movimiento de resistencia antinazi, no fructificaron, lo cual coincidió con el rompimiento de relaciones diplomáticas ente el gobierno soviético y el gobierno polaco en el exilio. Luego de la trágica muerte del general Sikorski el 4 de julio de 1943, asumió la presidencia del gobierno Stanisław Mikołajczyk.

En el año 1943 surge en la URSS por iniciativa de los comunistas la Unión de Patriotas Polacos, cuyo presidente fue le escritora Wanda Wasilewska. Bajo el patrocinio de la Unión y con el acuerdo del gobierno soviético, se forma en la URSS la Primera División de Infantería “Tadeusz Kościuszko”, al mando del general Zygmunt Berling, que el 12 de octubre de 1943 inicia en la batalla de Lenino la trayectoria bélica del Ejército Popular Polaco. Este ejército participa junto al soviético en la liberación de Polonia y luego toma parte en las siguientes ofensivas soviéticas que terminan con el asalto a Berlin.

En la fase final de la guerra, el Ejército Popular Polaco contaba con cerca de 400.000 hombres, las Fuerzas Armadas Polacas en Occidente con más de 200.000. A ello hay que agregas las fuerzas de la resistencia. Todo esto hace valedera la afirmación de que el Estado polaco luchó contra el imperio nazi desde el primero hasta el último día de la guerra y dio una importantísima contribución a la victoria de los aliados. El aporte militar polaco fue por su magnitud el cuarto de la coalición antihitleriana.

El 31 de diciembre de 1943 el POP, con quien colaboraban los socialistas de izquierda, los campesinos y los demócratas, propició la formación de un parlamento en la clandestinidad, el Consejo Nacional Popular, que en sus primeros documentos anunció la reconstrucción de la Polonia independiente como estado de justicia social, un régimen político democrático, en el cual las masas trabajadoras tendrían una influencia decisiva en los destinos del país, y profundas reformas sociales comenzando por la reforma agraria. La base de la política exterior debía ser la amistad y la colaboración con la URSS. Planteó además la superación de los conflictos territoriales en el este en base a justos criterios étnicos. Anunció el retorno a Polonia de los antiguos territorios polacos del Norte y del Oeste. El Consejo Nacional Popular reconociéndose como poder de la futura Polonia independiente, refutó el derecho del gobierno de Londres y de sus delegados en el país de representar los intereses de la nación. El Consejo transformó la Guardia Popular en Ejército Popular, al mando del general Michał Rola Żymierski. Respondiendo a la llamada del Consejo Nacional Popular, comienza a formarse toda una red de Consejos Nacionales en la clandestinidad.

La formación del CNP significaba que en el país ocupado emergía un centro revolucionario de poder que asumía los destinos de Polonia. Al Consejo Nacional Popular se subordinaron la Unión de Patriotas Polacos y el Primer Ejército Polaco en la URSS, que luchaban contra los alemanes en el frente oriental. La Unión Soviética reconoció al Consejo como suprema autoridad del Estado polaco. Todo esto estableció las premisas para que las fuerzas integrantes del movimiento revolucionario polaco asumieran el poder luego de la liberación.

En 1943 tuvieron lugar numerosos combates entre los guerrilleros y las tropas alemanas. En abril de ese año, en respuesta a la decisión de los hitlerianos de liquidar totalmente el ghetto de Varsovia, se produce la insurrección del mismo. Las organizaciones clandestinas polacas ayudaron a los combatientes judíos con armas y pertrechos. El heroico levantamiento del ghetto fue sangrientamente sofocado y los pocos sobrevivientes exterminados en campos de concentración.

Los actos de sabotaje, la destrucción de transportes ferroviarios alemanes y las acciones de represalia continuaban sin cesar. El movimiento de resistencia polaco logró enviar a Londres un prototipo del cohete V-1; en temerarias acciones ejecutó a muchos criminales nazis, entre ellos al verdugo de la SS, general Kutschera. En la primavera de 1944 se intensificó la lucha guerrillera. El mayor combate guerrillero de la ocupación tuvo lugar en Lasy Solskie entre el 9 y el 25 de junio de 1944. Los destacamentos guerrilleros llegaron a contar con decenas de miles de miembros y mantenían ocupados a cerca de 100.000 soldados alemanes. El movimiento de resistencia sumaba por entonces en total 500.000 personas, obligando a los alemanes a mantener en Polonia una fuerza de ocupación de cientos de miles de hombres.

Fuente: “Panorama histórico de Polonia”,

Biblioteca Polaca “Ignacy Domeyko”

Transcripción: Honorio Szelagowski