10/07/2022

Los polacos en la República Argentina: 1812 – 1830

Acontecimientos Históricos

En el libro editado por el Archivo General de la Nación y que se intitula Tomas de Razón de despachos Militares, Cédulas de Pensiones, Retiros, Empleados Civiles y Eclesiásticos, figuran varios nombres de ciudadanos polacos, que habiendo ofrecido sus servicios al ejército, sentaron plaza en armas de su especialidad y con diversos cargos.

Estas anotaciones las he podido comprobar hojeando los respectivos nombramientos originales en el mismo Archivo de la Nación, labor que he sido autorizado gracias a la gentileza de S.E. el señor ministro de Justicia e Instrucción Pública, de acuerdo a la nota que sigue:

“Tengo el agrado de dirigirme al señor presidente comunicándole que, por resolución de la fecha se autoriza al señor Estanislao Pyzik, secretario de este instituto para efectuar investigaciones de carácter histórico en el Archivo General de la Nación, de acuerdo con las prescripciones reglamentarias.”

Así es que en el libro 79, folio 136, del año 1812, he encontrado el apellido de Manuel Zatoqui (Zatocki) cabo del regimiento N° 2 y que según orden cronológico sería el primer polaco en las filas del ejército libertador argentino.

El año 1814 me dio otro nombre. En el libro 73, folio 190 encontramos a otro ciudadano polaco y éste es teniente 1° don Antonio Mierz, quien figura también en el libro 79 con cargo de teniente en el regimiento N°9.

Si hojeamos el diario oficial de aquella época, la Gaceta de Buenos Aires (sic), del día miércoles 5 de febrero de 1817, edición extraordinaria, encontramos un suelto que dice: “Anúnciase la llegada de varios extranjeros portugueses, los que fueron aceptados por el gobierno. Entre ellos se encuentra el coronel general don Antonio Belima-Skupieski…”.

Y la misma Gaceta de Buenos Aires (sic) en su número 140 de fecha 22 de septiembre de 1819, página 357, nos habla de otro ciudadano polaco al servicio de las armas nacionales argentinas.

Este ciudadano es el sargento mayor don Juan Valerio Bulewski y cuyo nombramiento figura en el libro 81, folio 316.

Nacido en Polonia, toma parte en las guerras napoleónicas en clase de teniente coronel de caballería, luchando en las legiones polacas que acompañaban al “Pequeño caporal” hasta la abdicación del emperador en Fonteinebleu. Después del regreso de éste de la Isla Elba, Bulewski lo acompaña en la campaña de los Cien Días, que culminó con la batalla de Waterloo, donde, como se sabe, el gran Corso quedó derrotado por los ingleses y prusianos.

Después de este contraste, Bulewski ha vuelto a Polonia. El Gran duque Constantino ha deseado reconocer su grado militar, y le brindó un puesto debido a su rango, en el ejército ruso. Mas, Bulewski sabía bien que esto constituía un empleo poco seguro. Temía ante todo, el confinamiento en la lejana Siberia, y más que nada, ya por entonces Bulewski tenía firme deseo de ofrecer su brazo y espada a las luchas por la independencia de América.

Llega a Buenos Aires el día 14 de junio de 1818, y el 17 del mismo mes y año, se presenta al Superior Gobierno para ofrecer sus servicios que son aceptados.

Para el caso se dictó el decreto siguiente:

Don Juan Valerio Bulewski. Sargento Mayor de Caballería de Línea”.

“El Supremo Director de las Provincias Unidas de Sud América, atendiendo a los méritos y servicios de Don Juan Valerio Bulewski hé (sic) venido, en conferirle el empleo de Sargento Mayor de caballería de línea, concediéndole las gracias, exenciones y prorrogativas que este título le corresponden. Por lo tanto mando y ordeno se la haya, tenga y reconosca (sic) por tal Sargento Mayor para lo cual le hice expedir presente despacho firmado por mí, sellado con mi sello de las armas del Estado y refrendado por mi secretario de la guerra, del cual se tomará razón en el Tribunal de cuenta y de actas.

Dado en la Fortaleza de Buenos Aires a 14 de Julio de 1818. Juan Manuel de Pueyrredón – Martín de Irigoyen”.

El 14 de julio de aquel año fue entonces incorporado nuestro compatriota al ejército argentino con el grado de sargento mayor, y se le destina al Ejército de los Andes. En el mes de octubre del mismo año, llega a su destino.

En 1819 fue sumariado en Chile por creérsele complicado en la conspiración de don Miguel Carrera, y como por consecuencia directa de la culpabilidad han sido ejecutados dos de los conspiradores, que lo eran Robert y Lagrese (o Lagresse), siendo otros: Augustin Dragumet, Narciso Parchapp, Marcos Mercher y el americano Mariano Vigil, puestos presos hasta la llegada del vapor que debía llevar a los tres primeros a Francia y al último nombrado a Cuba.

Los cargos contra el mayor Bulewski han sido infundados, y es declarado libre de toda culpa, por el decreto de 13 de septiembre del mismo año.

El 6 de julio de 1819 se hallaba en Buenos Aires de regreso del Ejército de los Andes, como agregado al Estado Mayor de plaza; pero ya el 29 de diciembre el general San Martín lo envía al fortín “San Carlos”, de donde llega a Buenos Aires en marzo de 1820.

El 9 de agosto de 1821 se dirigió al gobierno manifestando que hacía tres años que estaba en América y aún no había tenido la oportunidad de medir sus armas con el enemigo, solicitando al mismo el permiso para incorporarse al ejército de Tucumán.

Su solicitud ha sido resuelta favorablemente, y por decreto del 11 de agosto se le autorizó a incorporarse al ejército mencionado, sin perder la clase que tenía en el ejército de la provincia de Buenos Aires. El día 14 del mismo mes salió la orden de pago para solventar los gastos del traslado del sargento mayor Bulewski a Tucumán.

El decreto del día 28 de febrero de 1822 lo incluye en la reforma proyectada, y Bulewski vuelve al servicio activo de las armas nacionales.

Por el año 1824 el mayor Bulewski es destinado a acompañar al gobernador, general don Martín Rodríguez, en la campaña de Sierra de la Ventana. Este militar se hallaba ocupado en ajustes de paz, negociando con los indios, capitaneados por el cacique “Pichiloncoy”.

Antes de llegar al arroyo Chapaleofú, el general Rodríguez decidió enviar al cacique a dos parlamentarios, eligiendo para esta misión al mayor Bulewski y al teniente primero de húsares Julián Montes.

Como empero, el cacique exigió el envío de un grupo más numeroso, para que puedan pactar con los enviados de él, el general Rodríguez agregó a los ya mencionados, a los capitanes Lucas Bott y Lorenzo Ferrer, a un lenguaraz y dos cornetas del cuerpo de Blandengues, los que juntamente con el teniente coronel Millar y el portaestandarte de su cuerpo, Martín Alvedin -estos dos últimos que abandonaron el campo del ejército cristiano sin permiso superior- cayeron en una celada pérfida de los bárbaros, siendo todos ellos inmolados por los salvajes “a bola y lanza” según lo expresa en un informe el general Casto José Cáseres. Este luctuoso suceso tuvo lugar cerca de la Sierra de la Tinta, distante doce leguas del Tandil, en un punto próximo a las “Cinco Lomas de las tres Hermanas” en una laguna que se llamó desde entonces la “de la Perfidia”, y debe haber tenido lugar probablemente el día 31 de enero de 1824.

Como el general Belina Skupieski ha sido enviado a la Banda Oriental para luchar contra los portugueses, he perdido rastros de sus actuaciones. Debe ser pues el sargento mayor don Valerio Bulewski, el primer ciudadano polaco que con su generosa sangre pagó a esta segunda patria de muchos polacos, la deuda de gratitud contraída por el generoso acogimiento de proscriptos políticos de esta desventurada Nación.

Pero he de agregar, que el mayor Bulewski se ocupa en sus ratos de ocio de dibujo y que ha sido un caricaturista de nota.

Al visitar últimamente el Museo Histórico ubicado en el parque Lezama, mi señora esposa llamó mi atención sobre un cuadrito donde un apellido polaco formaba parte de la inscripción aclaratoria.

Mi sorpresa era grande. Pude pues comprobar que en el salón que lleva el nombre del grande y pundonoroso militar, de un gobernante honesto, capaz y progresista como lo era don Martín Rodríguez, se hallaban dos caricaturas muy bien hechas por cierto y que representaban a dos figuras conocidas de la época.

Una pertenece a don Hilarión de la Quintana, brigadier general de los ejércitos, quien después de su brillante carrera militar murió en el olvido y la inopia, sin que por ello vacilara su fe republicana; y otra caricatura pertenece a don Manuel de Sarratea, diplomático, general en jefe del ejército argentino que operaba en la Banda Oriental, después ministro en Londres y París, donde falleció. Las dos caricaturas llevan como fecha el año 1820.

El hecho de hallarse expuestas en el salón dedicado a perpetuar la memoria del general Martín Rodríguez se justifica plenamente, ya que el militar polaco ha actuado por entonces a las órdenes directas del prestigioso gobernador de Buenos Aires. Relacionado con las caricaturas del mayor Bulewski citaré un párrafo del libro titulado Cinco años en Buenos Aires, de un autor desconocido, editado en 1825 en Londres y traducido hace poco al castellano, y que tiene un prólogo del conocido historiador argentino director del Museo Histórico de Buenos Aires, don Alejo B. González Garaño.

El párrafo de referencia dice así: “En el año 1823 cuatro oficiales de Buenos Aires enviados con un mensaje a los indios, fueron apresados y asesinados. Uno de ellos, un caballero polaco llamado Bollykuski, había servido bajo las órdenes de Napoleón y era muy estimado. Dibujaba buenas caricaturas; una de Rivadavia trepando al rompecabezas -en que aludía a su política anticlerical- despertó mucho regocijo”.

Si bien esta caricatura no se halla en los museos, ni tampoco se conoce por el momento su paradero, demuestra que el sargento mayor Bulewski ha ejecutado más caricaturas, ya que “el caballero inglés” autor del mencionado libro y cuyo apellido se desconoce, lo menciona en sus breves crónicas, desfigurando empero su apellido.

En esta época actúa también en el ejército argentino y con el grado de teniente primero del Batallón Segundo de Cazadores, don José Carlos Wenderski, mientras en la naciente marina nacional argentina, figura por aquel entonces el ciudadano polaco don Tomás Traski, como comandante del bergantín nacional San Pedro, en el año 1819.

En el año 1836 visita a la República Argentina el explorador Pablo Edmundo Strzelecki, viajero incansable, quien en sus memorias describe la escena del fusilamiento de 110 indios, ya que no querían acatar las órdenes gubernamentales de dedicarse al trabajo de las tierras y no al robo y continuo ataque de los pobladores.

En esta forma cerraríamos el primer ciclo de la inmigración polaca a las tierras del Plata’.

Fuente: “Los polacos en la República Argentina y América del Sur”,

de Estanislao P. Pyzik