01/01/2023

La unión del reino

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El desarrollo económico y la evolución urbana y rural a fines del siglo XIII fueron los factores que más contribuyeron a integrar los distintos ducados polacos, sobre todo Polonia Mayor, Cracovia y Silesia. La idea de la reunificación fue ganando cada vez más partidarios. El primero en enarbolar la bandera de la unidad fue el duque de Polonia Mayor Premyslao II, que en 1295 se coronó en Gniezno rey de Polonia. Pero el creciente poder de este gobernante inquietó a los margraves de Brandenburgo, quienes lo hicieron asesinar. La muerte del rey en Rogoźno en 1296 abre un período de luchas por la corona de Polonia en las cuales triunfó al principio el rey de Bohemia Venceslao II, que en 1300 ocupó Polonia Mayor y Pomerania y se hizo coronar en Gniezno. Su rival más importante el duque de Kuiavia Ladislao el Breve, un príncipe tan modesto como tesonero, debió abandonar el país.

Los reinados de Venceslao II y de su hijo Venceslao III duraron seis años. A la muerte de este último, Ladislao el Breve, apoyado por los caballeros y la burguesía, entró en Cracovia en 1306. Poco antes había ocupado Sandomierz y gran parte de Polonia Menor. En Pomerania reconocieron al nuevo gobernante, lo que trajo como consecuencia la intervención de los brandenburgueses. Ladislao el Breve solicitó la ayuda de la Orden Teutónica. Los cruzados echaron a los brandenburgueses de Pomerania, pero a continuación exterminaron con alevosía a la guarnición polaca de Gdańsk y en 1309 se habían apoderado ya de toda Pomerania. Sin embargo, a pesar de sus muchas derrotas, de la sublevación de las ciudades de Polonia Menor y de la constante amenaza por parte de la dinastía luxemburguesa de Bohemia, de la Marca de Brandenburgo y de la Orden Teutónica, Ladislao el Breve logró unir los dos ducados más importantes: Polonia Mayor y Polonia Menor.

Esto le permitió iniciar una activa política internacional y recuperar la corona con ayuda de la curia de Avignon. Su actividad unificadora, apoyada por la nobleza, gran parte de la aristocracia y por el clero polaco concluyó con la coronación de Ladislao el Breve en Cracovia el 2 de enero de 1320. Sin embargo, Ladislao no estuvo en condiciones de restituir a la Corona los ducados de Silesia. Tampoco logró recuperar Pomerania, a pesar de que el tribunal presidido por el legado papal emitió en Inowrocław en 1321 un veredicto a su favor. Posteriormente, Ladislao concertó una alianza con Lituania (1325), aprovechando el peligro que para ésta constituía la Orden Teutónica. Durante el reinado del Breve comenzó una serie de largas guerras con la Orden Teutónica, cuyo episodio más importante fue la batalla de Płowce en 1331.

En el siglo XIV se observa una creciente presencia política de Polonia, Bohemia y Hungría en el ámbito europeo. El gran desarrollo económico y cultural de esta región del continente tuvo lugar en un período en el que los países de Europa Occidental y Meridional pasaban por una profunda crisis debida a las pestes que habían diezmado a la población de las ciudades más grandes y mejor desarrolladas. A esta crisis contribuyeron también las consecuencias de las guerras, particularmente de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. Todas estas circunstancias llevaron a nivelar las diferencias entre los jóvenes países de Europa Oriental y los estados más avanzados de Occidente, más arraigados en el acervo de la civilización clásica.

En las tierras polacas estas transformaciones fueron particularmente visibles durante el reinado de Casimiro el Grande (1333 – 1370), hijo de Ladislao el Breve. En este período se afianzó la posición de Polonia en el ámbito internacional y tuvo lugar un gran desarrollo económico, cultural y urbanístico. Casimiro continuó la política de su padre, esforzándose por consolidar la unión de las tierras polacas y extender las fronteras de su reino. El fundamento de su actividad fue la amistad con la dinastía angevina reinante en Hungría y la colaboración con la curia de Avignon- Gracias a una hábil diplomacia y al precio de ciertas concesiones, logró evitar la guerra con sus dos rivales más poderosos, Bohemia y la Orden Teutónica. En 1339 concertó un acuerdo con el rey Carlos Roberto de Hungría, estipulando que en caso de morir Casimiro sin herederos, el trono de Polonia sería ocupado por la casa de Anjou.

A pesar del favorable veredicto del tribunal pontificio, su intento de recuperar las tierras ocupadas por la Orden Teutónica fracasó debido al apoyo que a ésta prestó el rey de Bohemia Juan de Luxemburgo. En 1343 Casimiro el Grande se vio obligado a firmar en Kalisz un acuerdo con la Orden Teutónica, cediéndole una parte de Pomerania incluida la ciudad de Gdańsk a cambio de la devolución de Kuiavia y Dobrzyń. Por este tratado los cruzados reconocieron al rey de Polonia como fundador de la Orden. De este modo quedó establecida una paz relativamente firme y prolongada con los Caballeros Teutónicos, lo cual le permitió al monarca polaco actuar con mayor libertad en otras regiones.

En virtud de un acuerdo anterior, a la muerte de Boleslao Trojdenowicz, duque de Halicz y Włodzimierz, en 1349 Casimiro obtuvo varios ducados de Rutenia. En ese mismo año ocupó también Lwów. Menos suerte tuvo con respecto a Silesia, a la cual no logró restituir a la Corona.

Casimiro dedicó mucha energía al desarrollo económico del país, favoreció la colonización arrendataria del agro, concedió privilegios a las ciudades y cuidó del comercio internacional, que se animó mucho después de la anexión de Rutenia. Dado que la expansión turca restringió el comercio con Oriente en la cuenca mediterránea, cobraron mayor importancia las vías continentales que conducían del Asia a Europa Occidental a través de Polonia. Gracias a este comercio se enriquecieron considerablemente los mercaderes de Cracovia, Wrocław y Lwów.

La paz con los cruzados favoreció el comercio con Torun y Gdansk, que era en este período sobre todo un comercio de tránsito. La rivalidad de las ciudades prusianas con Cracovia y otras ciudades de la Polonia Menor que se disputaban este provechoso comercio, llevó a una serie de guerras en las cuales Casimiro apoyó decididamente a los mercaderes establecidos en sus tierras.

El monarca dedicó también mucha atención a la administración estatal y a los dominios reales, cuya buena administración incrementó seriamente los ingresos del tesoro real.

En tiempos de Casimiro el Grande Polonia contaba con una superficie de 270.000 km2, sin incluir los territorios tributarios. La población creció considerablemente y se calcula que oscilaba entre 2 y 2,5 millones de habitantes.

Creció también el número y la riqueza de las ciudades. En los mayores centros urbanos la artesanía llegó a un alto grado de especialización. Avanzó mucho la agricultura y creció la prosperidad de la población rural. Las ciudades de esta época constituían un gran crisol de nacionalidades. La mayoría de sus habitantes eran polacos, alemanes y judíos, seguidos por menores cantidades de italianos, checos y húngaros. En Lwów había una considerable minoría de armenios. Después de la incorporación de Rutenia, la monarquía de Casimiro el Grande se convirtió en un estado multinacional, igual que la vecina Hungría, el estado de la Orden Teutónica y Lituania.

Casimiro el Grande fue un monarca inteligente y consciente de sus objetivos. Reinó con mano firme, buscando el apoyo de la nobleza menor y la burguesía contra la aristocracia. Concedió mucha importancia a la legislación. El código que emitió para la Polonia Menor, llamado Estatuto de Wiślica, constituyó el fundamento de la posterior codificación legal de Polonia.

Hay que mencionar por último el apoyo del rey a las artes y al progreso general de su reino. La posterioridad dijo de Casimiro el Grande que “encontró a Polonia de madera y la reconstruyó de piedra”. La riqueza del tesoro real le permitió levantar numerosos castillos y rodear muchas ciudades de murallas defensivas, lo cual mejoró la capacidad defensiva del país. Otro asunto que abordó el rey fue la reforma de la organización militar.

Entre las iniciativas culturales emprendidas por Casimiro el Grande en el último período de su reinado, la más importante es incuestionablemente la fundación de la Universidad de Cracovia en1364. Pero hay que señalar que Casimiro no descuidó tampoco el desarrollo general de la enseñanza, ya que en su época surgieron numerosas escuelas en distintas ciudades, se enriquecieron las bibliotecas y se extendió notablemente la escritura.

El reinado de Luis el Húngaro (1370 – 1382), que sucedió a Casimiro en virtud del acuerdo con la casa de Anjou, es desde muchos puntos de vista una negación de la obra de su antecesor. Luis estaba totalmente dedicado a los asuntos políticos de Hungría y gobernaba Polonia por intermedio de sus representantes y de su madre. En 1374 emitió en Koszyce un gran privilegio para la nobleza polaca, queriendo con ello afirmar su popularidad y asegurar la sucesión del trono de Polonia a una de sus hijas. En este fuero, que inició una larga serie de privilegios obtenidos posteriormente por la nobleza, el rey renunció a los impuestos de las tierras nobiliarias, contentándose sólo con el diezmo de las tierras campesinas. La imposición de nuevos tributos la sujetó a la aprobación de la nobleza. Poco después extendió este privilegio al clero.

En Rutenia Luis continuó la política de Casimiro el Grande, impulsando la colonización arrendataria y concediendo tierras a los nobles polacos. En 1375 fundó un arzobispado católico son sede en Halicz (posteriormente trasladado a Lwów) y varios obispados. Recordemos que antes de su muerte Casimiro el Grande había restituido la metrópoli del rito oriental, subordinada al patriarca de Constantinopla.

Fuente: “Panorama histórico de Polonia”,

Biblioteka Im. Ignacego Domeyki

Transcripción: Honorio Szelagowski

Director de Prensa CiPol