16/11/2021

La primera ola de inmigración polaca 1897-1914

Acontecimientos Históricos

‘Los primeros polacos en llegar a las tierras argentinas fueron, a principios del siglo XIX, los veteranos de las guerras napoleónicas que participaron en las batallas por la liberación del Virreinato del Río de la Plata de la dominación española, algunos bajo el mando del propio general San Martín. En la segunda mitad del siglo, aparecieron en Argentina unos pocos participantes del Levantamiento de Enero (1863).

Forzados por las circunstancias históricas a cruzar el Atlántico, se establecieron en la República y trabajaron como asalariados o emprendedores. Muchos de ellos, como Jordan Czesław Wysocki (1839-1883) – destacado topógrafo e ingeniero, o Robert Chodasiewicz (1832-1896) – uno de los pioneros de la aviación argentina, pasaron a la historia del país. Sin embargo, su llegada a Argentina no era parte de un proceso migratorio más grande. No crearon una colectividad más numerosa o concreta.

Solo a fines del siglo XIX, los primeros grupos grandes y bien organizados de inmigrantes polacos comenzaron a llegar a Argentina. Formaban parte de una de las corrientes de la llamada “fiebre brasileña”, una poderosa oleada migratoria que se originó en Europa Central y se dirigió a América del Sur, principalmente a Brasil, pero también a Argentina, a partir de 1889 y 1890. La razón principal del éxodo, que afectó a unas 100.000 personas en Polonia, fue la dramática situación social en el campo superpoblado.

En cada una de las tres zonas ocupadas de Polonia, la mayoría de los campesinos no eran dueños legales de su propia tierra o cultivaban campos tamaño mínimo. Las dificultades económicas llevaron a muchos campesinos sin tierra y también a habitantes de ciudades y pueblos sin perspectivas a aprovechar la oferta de los agentes de inmigración de una de las compañías que operaban los cruceros transatlánticos. Los intermediarios, que ganaban una comisión por cada pasajero, difundían en sus folletos una imagen demasiado optimista de las condiciones ofrecidas a los inmigrantes, prometiendo tierras baratas, trabajo para todos los interesados y asistencia durante el primer período de la estadía en el extranjero.

Aquellos que no se dejaban convencer por la propaganda, cedían ante las historias que contaban en sus cartas los familiares y amigos que ya se habían establecido en el otro lado del océano. En los territorios polacos bajo el dominio ruso y austríaco, fueron pueblos enteros los que decidieron abandonar su tierra natal.

14 familias polacas, un total de 120 (según otros datos – 69) personas, que llegaron a Buenos Aires en agosto de 1897 directamente de Europa, son consideradas hoy en día pioneros de la inmigración económica masiva desde Polonia, aunque unos años antes pequeños grupos de inmigrantes polacos se habían trasladado a Argentina desde el vecino Brasil. Durante su viaje, los primeros colonos polacos tuvieron que cambiar inesperadamente sus planes originales: su intención era establecerse en los Estados Unidos. Sin embargo, en el puerto de Hamburgo (o Trieste, según otras fuentes), resultó que algunos de los miembros del grupo no tenían los documentos requeridos por las autoridades norteamericanas, por lo que, siguiendo el consejo de un funcionario local (¿cónsul?), decidieron dirigirse a Argentina. Venían de las regiones pobres del este de Galitzia, zonas étnicamente diversas, habitadas por polacos y ucranianos.

Después de haber desembarcado en Buenos Aires y pasado unos días en el Hotel de los Inmigrantes, los recién llegados se trasladaron a la ciudad de La Plata, donde fueron atendidos por Michał Szelągowski, un polaco que había estado viviendo en Argentina desde 1878.

Finalmente, navegaron por el río Paraná hacia el Territorio Nacional de Misiones y se establecieron en Apóstoles. Pronto, otros inmigrantes polacos, también de la zona bajo el dominio ruso, establecieron otras ciudades en la región, como Azara, San José y Corpus. Hicieron un esfuerzo sobrehumano, desbrozando la tierra para el cultivo, luchando contra un clima cálido, la barrera del idioma, la flora y fauna local que desconocían. Gracias al apoyo del gobernador de la provincia Juan José Lanusse y al compromiso del administrador polaco Józef Białostocki (1846-1925), en una docena de años en el área de Misiones se formó una de las comunidades polacas más importantes de América Latina.

La inmigración de antes de 1918, aunque dominada por la población rural, también abarcaba a obreros y no se limitaba exclusivamente a Misiones. Después del estallido revolucionario de 1905 en el Zarato de Polonia, un grupo importante de obreros forzados por las autoridades rusas a abandonar el país se estableció en Buenos Aires. Antes de 1913, algunos inmigrantes polacos encontraron trabajo en las cámaras frigoríficas de Berisso, un gran centro de la industria cárnica. Ya en 1890, se creó en Buenos Aires la Sociedad Democrática Polaca, la primera organización polaca en América Latina.

Desafortunadamente, no disponemos de herramientas para determinar con precisión el número de inmigrantes procedentes de Polonia en aquel período. Los recién llegados eran ciudadanos de los tres países que ocupaban los territorios polacos (la Polonia independiente no reaparecería en el mapa hasta 1918) y eran titulares de documentos de identidad emitidos por las autoridades austríacas, rusas o alemanas. Fueron incluidos en el censo de 1914 como sujetos de uno de los tres emperadores. Los encontramos en un total de 4.665.000 inmigrantes, entre los cuales había 160.000 rusos, 87.000 ciudadanos austrohúngaros y 62.000 inmigrantes de Alemania. El tamaño de la inmigración polaca fue evaluado por el entonces cónsul honorario de la República de Polonia en Buenos Aires, que en 1923 estimó que, hasta el año 1914, 31.600 personas habían llegado a Argentina desde el territorio de la antigua Mancomunidad de Polonia-Lituania, de las cuales alrededor de 10.000 se instalaron en Misiones. Jerzy Stemplowski, historiador de la inmigración polaca en América del Sur, señala sin embargo que la mayoría de este grupo eran ucranianos.

Los inmigrantes originarios de las áreas de la antigua Mancomunidad llegaban a Argentina en barcos de una de las compañías marítimas transatlánticas que servían los movimientos migratorios entre Europa y América del Sur. Los habitantes de las zonas bajo el dominio ruso y prusiano generalmente partían de Bremen y Hamburgo, los puertos más grandes de Alemania. Algunos también zarpaban de Amberes. Los inmigrantes provenientes de la zona austríaca comenzaban su viaje, por regla general, en Génova, donde los agentes de emigración tenían contactos con las compañías navieras italianas. El crucero a Buenos Aires duraba unos 24 días. Cuando los inmigrantes del Zarato de Polonia, de Galitzia Oriental o de Silesia salían a cubierta durante el trayecto -en muchos barcos, los camarotes para viajeros de segunda y tercera clase estaban cerrados durante todo el día- la mayoría de ellos probablemente veían por encima de sus cabezas la bandera negra, blanca y roja del Imperio alemán o la verde, blanca y roja, decorada con el escudo de armas de la Casa de Saboya, de la marina mercante del Reino de Italia.

Jan (Juan) Szychowski (1890-1960) se convirtió en una figura simbólica para la primera ola de inmigración polaca. Habiendo llegado con sus padres a Argentina desde Borszczów en la zona austríaca en el año 1900, resultó ser un inventor y diseñador muy talentoso, así como un empresario exitoso. En 1919, fundó en su estancia “La Cachuera” cerca de Apóstoles una de las empresas yerbateras más conocidas en Argentina. Era una figura distinguida tanto para la colectividad polaca, como para la Provincia de Misiones. Considerando la importancia de la Iglesia católica para la colectividad polaca en Argentina, es importante recordar que el mismo año que la familia Szychowski llegó a Argentina Fr. Władysław Reinke-Zakrzewski (1874-1935), misionero de la Congregación del Verbo Divino distinguido para la vida religiosa de la diáspora polaca, sacerdote en Apóstoles, y desde 1908 en Buenos Aires, fundador de la iglesia polaca de la calle Mansilla, que existe hasta hoy en día.

La primera fase de la inmigración polaca terminó con el estallido de la Primera Guerra Mundial’.

Fuente: “Tak los rzucał nami – Así nos diseminaba el destino”, de Maja Tyborska

Embajada de la República de Polonia en Buenos Aires