29/11/2023

El nacimiento de la Polonia Popular. Tareas históricas. Reconstrucción. Primeras reformas. Estabilización del poder popular

Artículos

En la Segunda Guerra Mundial Polonia sufrió enormes pérdidas. Mientras en 1939 Polonia contaba 35.100.000 habitantes, el censo del 14 de febrero de 1946 arrojó la cifra de apenas 23.900.000, en vez de unos 40.000.000 previstos. Las pérdidas del patrimonio nacional llegaron al 38 por ciento. El pueblo polaco tuvo que emprender la difícil tarea de reconstruir el país. Y no se trataba únicamente de volver al estado de preguerra, con el atraso heredado de siglos anteriores que no había podido ser superado en el período de la Polonia independiente. No obstante ser un período muy importante para la historia de la nación, los veinte años que mediaron entre las dos guerras mundiales no trajeron cambios esenciales de la estructura económica y social del país. Polonia continuaba siendo país agrario atrasado, de estructura social anticuada y participación limitada de una parte considerable de la población (sobre todo campesina) en la cultura. El golpe asestado por la guerra hizo aún más sensibles las dificultades.

Así, el Estado y el pueblo tenían por delante una tarea de gran importancia histórica. La reconstrucción debía ir unida a la transformación de la vida económica y de la estructura social, así como a la creación de un nuevo modelo de vida cultural. Las tareas más importantes en los primeros años de posguerra eran las siguientes: reconstrucción, reintegración económica de las tierras que antes pertenecían a Alemania (Silesia, Pomerania Occidental, regiones situadas en el curso medio del río Odra, Warmia y Mazuria) y estabilización del poder que se hallaba en manos de la izquierda. Un hecho positivo fue el logro de la unidad étnica del Estado como resultado del cambio de fronteras. También fueron creadas las condiciones para establecer sobre una nueva base las relaciones entre el Estado y la Iglesia.

El Estado renacido poseía una superficie de 312.700 kilómetros cuadrados, un tercio de la cual lo constituían las mencionadas tierras del oeste y del norte, incluido el territorio de la Ciudad Libre de Gdańsk. No obstante, la reducción del territorio nacional en 77.000 kilómetros cuadrados, surgieron mejores condiciones para la industrialización del país. Las tierras occidentales y norteñas incorporadas a Polonia ofrecían en 1937 una producción industrial igual al 60-70 por ciento de la producción global de Polonia dentro de sus fronteras de preguerra, mientras que las regiones al este del Bug apenas un 12-13 por ciento. La estructura económica de las tierras occidentales y norteñas resultó ser un factor favorable en el difícil período de reconstrucción.

La realización de la gigantesca tarea de la reconstrucción iba acompañada en los primeros meses de posguerra de la lucha del nuevo gobierno por estabilizar su poder. Ello no era fácil porque una parte considerable de la sociedad, no obstante un proceso manifiesto de radicalización durante la guerra, sólo en el curso de la reconstrucción y de la construcción de una nueva vida fue cambiando su postura pasiva, desconfiada y hasta hostil en la de aprobación y apoyo a las reformas que iban haciéndose realidad. Lo que ayudó en este proceso fue la negativa de Gran Bretaña y Estados Unidos a reconocer el gobierno polaco en el exilio; pero de otra parte, la participación de Mikołajczyk en el gobierno en el país significó – como iba a resultar más tarde – la duración de la lucha por el poder. Queriendo extender la base social de su actividad política, Mikołajczyk pretendía ser el líder de todo el movimiento campesino. Fracasado su intento de dominar el Partido Campesino, de orientación izquierdista, creado el 25-26 de marzo de 1945, organizó el 22 de agosto de 1945 su propio partido llamándolo Partido Campesino Polaco. Cosa paradójica, el PCP se convirtió en partido de oposición que formaba parte del gobierno y, al mismo tiempo, agrupaba a fuerzas hostiles al nuevo régimen. En las filas del PCP había muchas personas que no tenían nada que ver con el campo. Igualmente, trataba de reanudar sus actividades el Partido Nacional.

Si bien la liberación de Polonia por el Ejército Rojo fue una circunstancia decisiva para el mantenimiento del poder de la izquierda revolucionaria y la presencia de tropas soviéticas en el territorio polaco impidió el estallido de una guerra civil, aunque en ciertas regiones había combates, en el primer período de posguerra tuvo lugar en el país una gran batalla de clases, la tapa decisiva en la lucha por el poder. El poder popular fue atacado tanto por organizaciones clandestinas compuestas, en parte, de miembros de las formaciones que actuaron durante la ocupación hitleriana (por ejemplo, de miembros del AK que no habían acatado la decisión de disolver la organización en agosto de 1945) como por la oposición legal (unida a la ilegal), integrada por diversos grupos sociales.

La lucha contra las organizaciones reaccionarias armadas no fue fácil. Entre el 22 de julio de 1944 y el 1 de enero de 1946 cayeron en manos de sus miembros más de 7.000 personas, sobre todo militantes del Partido Obrero Polaco, milicianos, soldados y funcionarios del servicio de seguridad. Hubo también más víctimas, dado que sólo en 1947 la actividad de las organizaciones reaccionarias fue liquidada. Al mismo tiempo tenía lugar la lucha que duró tres años contra las organizaciones nacionalistas y profascistas ucranianas llamadas Ejército Rebelde de Ucrania.

La actividad del Partido Campesino Polaco se orientaba hacia el llamado agrarismo, o sea, el régimen político basado en el partido campesino, con rasgos de democracia parlamentaria, y con predominio económico del sector agrícola constituido mayormente por granjas privadas. De ahí que el lema principal del PCP fuese la “defensa de la democracia” que negaba los valores del modelo socialista del Estado en el cual el poder debería pertenecer a la clase obrera en alianza con los campesinos. El PCP se ganó muchos partidarios entre campesinos ricos, pequeña burguesía e intelectuales. En principio, no se pronunciaba contra las reformas (es decir, la nacionalización de la industria y la reforma agraria), sabiendo que tal actitud no sería respaldada por la mayoría de la sociedad. No obstante, el PCP sobreestimó sus fuerzas. En el referéndum celebrado el 30 de junio de 1946, que había precedido a las elecciones a la Dieta, el triunfo fue del bloque de los partidos: POP, PSP, y PD. A las tres preguntas del referéndum (en el cual tomaron parte el 85,8 por ciento de los derechohabientes), relativas a la liquidación del Senado, la aprobación de la nacionalización de la industria y de la reforma agraria y la consolidación de la frontera occidental del Estado en el Báltico, el Odra y el Nysa Lusaciano, respondieron afirmativamente el 68,2, 77,3 y 91,4 por ciento, respectivamente, de los votantes. El PCP, que quería que se contestara “no” a la primera pregunta, ganó solamente el 31,8 por ciento de los votos.

En las elecciones del 19 de enero de 1947, el PCP sufrió una derrota aún mayor. Votaron sus listas solamente el 10,3 por ciento de los electores, lo cual le garantizó únicamente 28 escaños en la Dieta. De esta manera quedó eliminado del panorama político el partido de Mikołajczyk como fuerza de oposición. El propio Mikołajczyk abandonó Polonia en octubre de 1947 y volvió a Londres. Para Presidente de la República de Polonia fue designado Bolesław Bierut; para primer ministro Józef Cyrankiewicz (PSP); para el primer viceprimer ministro Władysław Gomułka (POP) y para el segundo viceprimer ministro Antoni Korzyczki (PC). La Dieta aprobó la llamada Pequeña Constitución que funcionó como ley fundamental hasta 1952. La nueva Constitución de la República Popular de Polonia fue promulgada por la Dieta Legislativa el 22 de julio de 1952. La Constitución anunciaba que “la República Popular de Polonia es un estado de democracia popular”, en el cual el poder pertenece al pueblo trabajador de la ciudad y del campo que lo ejerce por intermedio de sus representantes elegidos a la Dieta y a los consejos populares en votación universal, igual, directa y secreta.

Una etapa importante de la consolidación del poder popular fue la unificación del movimiento obrero en diciembre de 1948. El POP, que en diciembre de 1948 contaba con más de un millón de miembros (en 1947, 820.000, y en 1945, 235.000), el PSP con más de 500.000 afiliados, efectuaron la fusión creando el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP). También se unificaron las organizaciones juveniles formando la Unión de la Juventud Polaca. No faltó, claro está, una discusión acerca de la línea política del nuevo partido. Esta fue definida como la línea de la construcción del régimen socialista en el marco de un extenso frente nacional. Al POUP se adhirió también el Partido Socialista Judío “Bund”. En 1949 tuvo lugar la integración del movimiento campesino, a raíz de la cual surgió el Partido Campesino Unificado. Los partidos campesino y democrático reconocieron el papel dirigente del POUP, convirtiéndose en sus aliados. El Partido del Trabajo, que existió corto tiempo, fue disuelto. Así, en el horizonte político quedaron tres partidos: el POUP, el PCU y el PD.

Pocos meses antes de la unificación del movimiento obrero, habían tenido lugar discrepancias políticas esenciales en el seno del POP. Surgieron a raíz de las resoluciones aprobados por el Buró de Información de los Partidos Comunistas y Obreros – creado en reemplazo de la Internacional Comunista – y relativas a la colectivización del campo en los países de democracia popular, a la situación del Partido Comunista de Yugoslavia que se había opuesto al culto de Stalin y a la evaluación de las tradiciones del movimiento obrero polaco. En el clima que reinaba entonces en el movimiento obrero, el llamado “culto de la personalidad”, fue fácil tildar de desviación derechista y nacionalista las opiniones de quienes se oponían a la uniformidad en la construcción del socialismo y veían la necesidad de tener en consideración las particularidades nacionales. Se encontró entre ellos un grupo de destacados dirigentes del partido con Władysław Gomułka a la cabeza, expulsado de la dirección del partido en 1948. La resolución sobre la desviación derechista y nacionalista fue anulada en octubre de 1956, formalmente en el III Congreso del POUP en 1959.

En el período en el cual se luchaba por la estabilización del poder popular, fueron introduciéndose las reformas sociales y económicas fundamentales. Al mismo tiempo tenían lugar movimientos migratorios en gran escala como consecuencia no sólo del cambio de fronteras, sino también de los desplazamientos de la población durante la Segunda Guerra Mundial. Simultáneamente, el país se levantaba de las ruinas.

Liberadas las tierras del otro lado del Vístula, la reforma agraria continuó. Los campesinos que por falta de tierra en las aldeas donde vivían no podían recibir parcelas en virtud de la reforma, tenían la posibilidad de trasladarse a las regiones occidentales y norteñas. En virtud del decreto de la reforma agraria del 6 de septiembre de 1944, se repartieron más de seis millones de hectáreas de tierras entre más de un millón de familias campesinas. Se crearon alrededor de 350.000 haciendas nuevas y otras 254.400 aumentaron su superficie.

Es preciso señalar que hubo considerables diferencias en la realización de la reforma agraria según las regiones; en las zonas superpobladas (Polonia Menor) se efectuó una parcelación adicional, sin que con ello cambiase la condición social de la población. En la Polonia Mayor y Pomerania, donde había más tierra, su obtención a raíz de la reforma significó con frecuencia un ascenso social. Por lo general, el área de las parcelas repartidas entre los campesinos dependía de la numerosidad de sus familias. En la Polonia Mayor y Pomerania, entre los propietarios de granjas pequeñas se observó la tendencia a crear cooperativas agrícolas. Sin embargo, esos proyectos no se ganaron el apoyo de las autoridades que querían evitar sospechas de promover la colectivización del campo según modelo soviético.

El proceso de reforma agraria guardó relación con los desplazamientos de la población. Estos tuvieron lugar, sobre todo, en las tierras occidentales y norteñas, donde hasta fines de 1947 se establecieron en sus nuevas fincas más de 2.000.000 de personas (el 50 por ciento eran polacos venidos de las regiones al este del Bug). Como efecto de la reforma agraria surgieron muchas haciendas nuevas. Por cada 100 explotaciones privadas 22 aparecieron total o parcialmente a raíz de la parcelación y colonización. Un elemento nuevo fueron las explotaciones agrícolas del Estado que, hasta 1950, disponían del 9 por ciento (2.000.000 hectáreas) de las tierras utilizables. La nacionalización de alrededor de 3.500.000 hectáreas de bosques permitió poner en práctica una silvicultura racional.

La situación de la población campesina después de la guerra no era fácil. Cerca de 354.000 haciendas estaban arruinadas; faltaban animales de cría, caballos de tiro, abonos y aperos agrícolas. La producción de 1946 representó apenas dos tercios de la producción de 1937. Para garantizar alimentos a la población urbana se gravó a los campesinos, por un cierto tiempo, con la obligación de entregar al estado una parte de los productos agrícolas. La relación de precios de los artículos agrícolas e industriales no era favorable para los campesinos ya que, dadas las grandes destrucciones, los precios de los artículos industriales eran muy elevados. El Estado prestó una gran ayuda crediticia a los propietarios de las haciendas destruidas. En el campo había grandes diferencias y conflictos internos. Al principio, se dejaron observar diferencias entre la población autóctona y los advenedizos, pero el proceso de integración y adaptación a las nuevas condiciones hizo que desaparecieran bastante rápido. Hasta 1948 la mayoría decidida de las parejas se formaba dentro de determinados grupos, pero en años siguientes la situación cambió. La situación social de los campesinos fue mejorando, influyendo también en su postura política. La autodeterminación política del campesino obedecía más al origen de la hacienda, la tradición política de la familia, etc. que a la extensión de la finca. Influyeron mucho en este particular la supresión de las entregas obligatorias en 1946, un mejor abastecimiento del campo en artículos industriales, la disminución de la importancia del PCP y la liquidación paulatina de las bandas reaccionarias. Se volvió a introducir entregas obligatorias en 1951 (cereales) y 1952 (ganado porcino y leche), cuando comenzó el período de intensa industrialización del país.

Sería erróneo creer que el desarrollo de la industria que, tras el decreto de la nacionalización, se encontró en manos del Estado (aparte de la artesanía y fábricas pequeñas), transcurriera sin dificultades. La escala de las destrucciones en el sector industrial fue enorme. En las ciudades de las tierras occidentales y norteñas en 1945 yacían en ruinas 148.000 edificios con el volumen total de 305 millones de metros cúbico. Varsovia representaba un mar de ruinas. Conviene recordar que el gobernador Hans Frank, durante su primera visita a Varsovia el 10 de octubre de 1939, quitó personalmente las águilas bordadas de plata del baldaquín en la Sala del Trono del Castillo Real. En noviembre de 1939 se permitió oficialmente a los funcionarios alemanes saquear los bienes del castillo y apropiárselos. Los puertos, los puentes, las líneas de alta tensión y establecimientos industriales quedaron destruidos. En las industrias minera, mineral, siderúrgica, de precisión, óptica, electrotécnica, química, textil y de construcción, las pérdidas oscilaron entre el 60 y el 80 por ciento.

Hasta mediados de 1945, la economía polaca tenía todos los rasgos típicos del período de la guerra. Desde mediados de 1945 hasta fines de 1949 duró el período de estabilización de la situación económica y de reconstrucción. De gran importancia fue la realización del plan de reconstrucción económica de 1947 – 1949. Se lograron muy buenos resultados en la reconstrucción de la industria y del transporte terrestre, así como en el mantenimiento del equilibrio presupuestario. La renta nacional en los años 1947 – 1949 aumentó en un 45 por ciento, lo que significó la superación del nivel de preguerra en un 25 por ciento (calculado por habitante, en el 36 por ciento). Comenzaron a registrarse cambios en la estructura de la renta nacional. En 1949, la relación entre la producción industrial y agrícola fue, aproximadamente, de 2/1, mientras que en 1937, 1/1. En comparación con 1937, la producción industrial aumentó en el 76 por ciento (la producción de carbón se duplicó y la de energía eléctrica aumentó 2,3 veces).

El acelerado crecimiento económico mediante el proceso de industrialización, se efectuó, sobre todo, gracias al aprovechamiento máximo de las reservas de la mano de obra, o sea la activización profesional de grandes masas de la población campesina y, en menor grado, mediante el aumento de la productividad laboral. En ese período, un gran número de los habitantes de las áreas rurales se trasladó a las ciudades emprendiendo el trabajo en la industria.

Ese traslado, junto con la repatriación y migración a las tierras occidentales y norteñas, es considerado como una manifestación en gran escala de la movilidad social y territorial en la Polonia Popular. Fue éste un proceso de gran importancia histórica. Como resultado se reconstruyó la economía de las tierras occidentales y norteñas que se integraron con el resto del territorio polaco. Polonia se convirtió de un país agrícola – industrial en país industrial – agrícola.

La repatriación de la población polaca de la URSS abarcó en los años 1944 – 1948 a más de 1.500.000 personas. También de Alemania y otros países volvieron a Polonia entre 1945 y 1948 casi 1.500.000. En 1945 regresaron los polacos que habían sido llevados a trabajos forzados a Alemania y Austria. El proceso inverso, o sea la salida de Polonia de ciudadanos de otros países, tuvo menor. La población alemana de las tierras pertenecientes a Polonia antes de 1939, en su gran mayoría huyó a Alemania ante la ofensiva de los ejércitos soviético y polaco.

Un problema aparte fue el desplazamiento de la población a raíz del cambio de la frontera polaco – soviética y polaco – alemana decidido en la conferencia de Potsdam. La población polaca de la URSS llegaba a Polonia, mientras la población ucrania, bielorrusa y lituana salía a la URSS. Entre 1944 y 1946 llegaron a Polonia de la URSS 1.500.000 personas; al otro lado de la frontera se encontraron 518.000 ucranianos, lituanos y bielorrusos. El desplazamiento abarcó también a la población alemana que vivía en las regiones comprendidas entre el Odra y el Nysa Lusaciano y la antigua frontera occidental de Polonia. Al fin de la guerra habitaban allí alrededor de 8.500.000 alemanes, la mayoría de los cuales se trasladó a Alemania por cuenta propia, sufriendo en esas dramáticas circunstancias considerables pérdidas. Hasta fines de julio de 1945 muchos alemanes se trasladaron a la otra orilla del Odra y del Nysa (a la zona soviética). Dentro del desplazamiento planificado a las zonas británica y soviética fueron llevados cerca de 3.000.000 de alemanes que se integraron rápidamente con la población autóctona y desempeñaron un papel importante en el desarrollo económico de Alemania Occidental. Como efecto de esos movimientos demográficos y del crecimiento natural, en 1950 la población de Polonia totalizó 25.000.000 de personas.

Fuente: Panorama Histórico de Polonia

Biblioteca Polaca Ignacy Domeyko

Transcripción: Honorio Szelagowski

Círculo Cultural Polonés