Congreso de la Juventud Polaca en Curitiba 2019
Artículos
Llegamos un domingo a la noche, lunes a la madrugada, y el congreso empezaba el miércoles. Fuimos creyendo que iba a hacer frío; los primeros días fueron de una temperatura primaveral. Recién el miércoles (inicio del congreso) menguó el calor. Anduvimos por el Parque Barigüi, una suerte de bosque en medio de la ciudad donde uno puede disfrutar de la panorámica mientras toma mate, una cerveza o anda en bicicleta, y por el Centro Histórico, un espacio más bien colonial abierto al turismo.
El miércoles a la mañana llegamos al hotel. Había refrescado y en la galería una decena de personas vestidas formalmente conversaban. Nos registramos y nos dieron los juegos de llaves de las habitaciones. Cuando encarábamos para los ascensores, a mitad de camino, aguardaban dos de los organizadores del congreso que anotaban a los participantes y les hacían entrega de los materiales de trabajo, como así también de algunos libros sobre la historia polonesa y de música también polaca. Completamos la ficha con nuestros datos y le hicimos algunas preguntas a una de las encargadas, Karolina Granicka, que, luego nos enteraríamos, era lituana. Esa tarde, a las 18, nos reunimos todos los jóvenes, organizadores, periodistas y dirigentes de las distintas colectividades en el comedor del hotel para dar comienzo a la primera comida. A eso de las 19.30 salimos hacia el teatro donde nos esperaba el Grupo Folclórico Polonés de Paraná «Wisła», para llevar a cabo el 58° Festival Folclórico de Etnias de Paraná: una función de baile y música polaca realizada por niños, jóvenes y adultos. Con frío, regresamos al hotel y encaramos para nuestras habitaciones, al otro día se daba comienzo formalmente al congreso.
Luego del desayuno nos dirigimos a la sala de conferencias, en el subsuelo, para escuchar la presentación de la Wspólnota Polska. Hablaron miembros del organismo, entre ellos el presidente Dariusz Bonisławski, y se cantó el himno polaco. Cabe destacar que gran parte de los discursos y presentaciones fueron en el idioma del país eslavo, no obstante, se traducía al portugués y, en ocasiones, al español también. Además, hicieron su presentación los estudiantes del Club Alumno, de la Asociación de la Comunidad Polaca que promueve Polonia, entre los cuales se encontraba Donata Korvel, una chica que vive en Varsovia y a quien pudimos entrevistar. Tras esto, se hizo una pausa y retomamos las actividades a la tarde. En la sala contigua se llevó a cabo un espacio de consulta, donde uno podía acercarse a las autoridades de la Wspólnota Polska y tocar ciertos temas de agenda; en nuestro caso quisimos indagar un poco sobre la Karta Polaka, documento que te permite trabajar y/o estudiar en Polonia, entre otras cosas. Esa noche se efectuó un show en la casa de folclore polaca (enfrente al hotel), en el que tocó la banda Borówek 27, compuesta por cuatro músicos, tres hombres y una mujer, y donde se realizó un divertido baile tradicional que duró unas dos horas. Al día siguiente, 9am, nos tocaba presentar.
Puntual, empezaron a exponer las colectividades de Brasil, y, a eso de las 11, comenzaron las argentinas. En un principio fueron los chicos de la Colectividad Polaca de Oberá, Misiones, quienes reprodujeron un cortometraje que mostraba interacciones entre los colonos polacos que se habían radicado en la tierra misionera y las tribus nativas de dicha zona. «Jejou» es el nombre del corto. A eso de las 12 del mediodía se hizo una pausa y nosotros, por el momento, nos quedamos sin exponer. Nos reunimos en el hall central del hotel y partimos rumbo a un restaurant de comida polaca en las afueras de la ciudad. A eso de las 15.30 fuimos hasta el Bosque «Juan Pablo II»; ahí se dio lugar a un discurso por parte de las autoridades y se hizo entrega de menciones, regalos y diplomas a los representantes de los países sudamericanos. Regresamos al hotel a las 18 y se reanudaron las presentaciones. Expusimos junto a la Colectividad de Córdoba. Nosotros quisimos dar a conocer a nuestro Círculo Cultural Polonés y ellos detallaron los problemas por los cuales atraviesan en su provincia. Habremos estado no más de quince minutos cada uno y luego siguieron las diferentes agrupaciones. 19.30 finalizamos y a las 20 encaramos para una parrilla, lugar que dio a la distensión después de un día cargado de actividades.
El sábado, última jornada de congreso, fue momento de los talleres. Había de cocina, de baile, de música y de multimedia. Nos interesaba el de multimedia, curso que se realizó en la Casa de la Cultura Polaca, la casa polonesa más antigua de Latinoamérica. Fue dictado por la periodista de la TVP Polonia, Adrianna Borowicz, quien nos dio una muestra de cómo filmar hechos destacables con el celular. Fue muy interesante y culminó con la realización de dos videos personales (una entrevista a alguien del congreso y una breve presentación). Esa tarde quedó libre y a la noche se llevó a cabo el acto de cierre en el salón enfrente al hotel. Pasamos el rato bailando y escuchando música y después cada quien hizo lo suyo.
Finalmente, el domingo hubo una misa a la mañana y al mediodía (quienes aún seguíamos en el hotel) agradecimos al personal de la cocina por el servicio con una canción y aplausos. En líneas generales, en estos cinco días trató de hacerse un mayor hincapié en la reconstrucción de la historia polonesa a través de documentos, además de la fomentación del idioma polaco en los jóvenes y el deseo del gobierno de recibir en el país a descendientes que quieran estudiar y/o trabajar. Se estima que el año que viene se volverá a repetir el congreso, aunque, en este caso, sería en Argentina. Una oportunidad para fortalecer los lazos entre las dos naciones y los estados sudamericanos.
Honorio Szelagowski
hszelagowski@gmail.com