Reflexiones acerca de las dificultades en el aprendizaje de la lengua polaca
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Estas sencillas cavilaciones que me he propuesto difundir sobre todo entre los miembros de nuestro “Círculo Cultural San Juan Pablo II” son fruto de mi breve incursión en la enseñanza del idioma materno de San Juan Pablo II, guía espiritual y cultural de nuestra asociación. Su bagaje lingüístico consistía en el dominio de ocho idiomas que conocía a la perfección. Circunstancia que no deja dudas sobre la inexistencia de barreras cuando uno se propone aprender una lengua extranjera. En nuestra asociación existen muchos jóvenes y no tan jóvenes que sienten un gran interés y atracción por la lengua eslava como instrumento de transmisión cultural de inigualable importancia en el mundo de hoy. Pruebas al canto los cinco premios nobel de literatura y poesía y la singular importancia actual de la literatura polonesa. Sin dejar de considerar su importancia en la ciencia en general. Como no cabe duda que lengua y cultura van de la mano, como reza el proverbio inglés “language and culture go hand in hand” y que el conocimiento de la lengua de Copérnico abriría una perspectiva interesante sobre la realidad contemporánea desde el punto de vista del mundo eslavo que permitiría asomarse a un panorama cultural de inmensa riqueza.
Hecho este breve introito inicial, vayamos al punto: La dificultad inicial es abordar el conocimiento de las declinaciones que no existen en el español que se vale de las preposiciones y artículos para armar la estructura sintáctica de la frase u oración. En efecto, el sistema declinacional o flexivo consiste en añadir a la raíz invariable de la palabra una serie de desinencias o sufijos cuyo significado son las diferentes funciones sintácticas que desempeña dicha palabra en la oración. La misma dificultad tienen los polacos que estudian nuestra lengua cuando tienen tendencia a suprimir las preposiciones y los artículos en la práctica del idioma. Viene a cuento el fenómeno lingüístico producido en el nacimiento de las lenguas neo-latinas a partir de la caída del imperio romano en el siglo VII de nuestra era. En efecto como el latín culto, bien declinado, era patrimonio exclusivo de la clase patricia, a su caída la lengua comienza un proceso de transformación que se consolida durante toda la edad media en los ex territorios de la conquista romana. Esta transformación, entre otros fenómenos lingüísticos, consistió precisamente en la eliminación de los sufijos de la declinación y en la incorporación de las preposiciones que tenían por finalidad ganar precisión en los significados y dando así nacimiento a las actuales lenguas neo-latinas o romances.
Básicamente el estudio de la lengua tiene a su alcance tres métodos para el dominio de la única declinación polaca que posee siete casos: El nominativo, genitivo, dativo, acusativo, instrumental, locativo y vocativo. El método más antiguo que fue prácticamente el único método de aprendizaje de las lenguas extranjeras hasta los primeros años del siglo XX, consistía en la “lectio”, es decir, en traducir un texto con la ayuda de un diccionario y una gramática de dicha lengua; analizando la oración y reconstruyendo su sintaxis en la lengua conocida. Este método tenía como condición sine que non el conocimiento exhaustivo de la gramática y sintaxis de la lengua dominada.
Posteriormente con el nacimiento de los infinitos métodos modernos, pongo como ejemplo los manuales “Hurra” y “Krok po Kroku”, en uso en nuestro ámbito, donde con gráficos y ejercicios el educando se va consustanciando con la aplicación correcta de los sufijos y finalmente por el esfuerzo de memorización que requiere de un gráfico por declinación donde se hayan representados los tres géneros: Masculino femenino y neutro sen singular y plural con sus correspondientes sufijos.
Dominadas las declinaciones, en los verbos no habría mayor dificultad en el dominio de los modos perfectivo e imperfectivo que tienen sus equivalentes en nuestra lengua.
Finalmente, puede haber alguna dificultad en la pronunciación, especialmente en los sonidos sibilantes tan distintos a los que estamos acostumbrados a pronunciar. Nada que no se pueda superar con una buena práctica.
Según tengo entendido en el próximo año se reiniciarían las clases presenciales en nuestra ciudad. Eso dependerá, en alguna medida, de la disponibilidad de un lugar apto para la enseñanza. Hagamos votos para que eso se haga posible.
Texto: Jacek Piechocki
Abogado