
81 lat od bitwy pod Monte Cassino
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UNA DE LAS BATALLAS MÁS IMPORTANTES DEL FRENTE OCCIDENTAL DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
“Las Amapolas de Monte Cassino/
en lugar de empaparse con el rocío de la
mañana/ fueron regadas por sangre polaca/
A través de estas amapolas avanzaban los
soldados y perecían/ Pero la muerte solo
aumentaba su ira/ Pasarán años y siglos
quedarán las huellas de aquellos días/
y las amapolas de Montecassino serán
más rojas/ porque crecerán sobre sangre polaca’’.
https://www.youtube.com/watch?v=WpZSXPphhJs
Esta canción la escuché de niño, cientos de veces cantada por mi abuelo materno, el Capitán Nicolás Bychowiec y por quienes habían sido sus camaradas
La batalla final por la abadía benedictina fundada por San Benito de Nursia en el ano 520, situada en la cima de una colina del Valle Latino, fue una de las más dramáticas, trágicas e importantes de la Segunda Guerra Mundial y de todo el Frente Occidental. En los cuatro ataques ocurridos entre enero y mayo de 1944, perdieron la vida más 55.000 soldados aliados y 20.000 alemanes.
En las laderas del Montecassino crecían amapolas silvestres que inspiraron la canción que cantaban los soldados polacos para recordar el altísimo costo de vidas humanas que había necesitado la toma de ese monte que los polacos ganaron, y que abriría las puertas al triunfo definitivo de los Aliados en Italia.
El 1⁰ de septiembre de 1.939 Polonia es invadida por Alemania y comienza la Segunda Guerra Mundial, el día 17 de dicho mes simultáneamente, comienza el ataque soviético. Polonia lucha sola en 2 frentes contra las 2 superpotencias europeas de esa época.
El día 6 de octubre capitula la última gran unidad de batalla, el Grupo de Operaciones Polesie del General Kleeberg, cabe destacar que Polonia luchando contra Alemania y la Unión Sovietica, resiste 36 días, Francia con el valioso apoyo de la Fuerza Expedicionaria Británica y con un armamento similar al alemán solo resistió 10 días más que Polonia.
Parte del Ejército Polaco, logra escapar a occidente, para continuar la lucha, parte es tomada prisionera por los alemanes y parte por los soviéticos, es el caso de mi abuelo y de su hermano.
De los prisioneros de Guerra polacos tomados por los soviéticos al menos 22.000 oficiales son asesinados en Katyn.
https://www.youtube.com/watch?v=9xR90v16hXg
Por otra parte, alrededor de 1.500.000 polacos que viven en la zona de ocupación soviética son deportados a Siberia, para trabajar en campos de trabajo forzado.
Sin embargo, la suerte de los deportados polacos va a cambiar, cuando el 22 de junio de 1941 Hitler ataca a la Unión Soviética.
El avance de los alemanes es increíblemente rápido y Stalin se desespera.
Llega a la conclusión de que estos serían mucho más útiles luchando contra los alemanes que muriéndose de hambre en Siberia. Así comienzan a formarse, las unidades compuestas por ex prisioneros de guerra y civiles polacos, estragados por el hambre, el tifus y la malaria que, diseminados por la estepa rusa, quienes comienzan a viajar en un largo periplo hacia Medio Oriente para unirse al Ejército del Anders bajo mando del Ejército Británico. Entre ellos estaba mi abuelo.

En abril de 1942 las tropas son evacuadas a Irán por el Mar Caspio, allí son desinfectados, reciben comida en abundancia, uniformes y armamento moderno. Los soldados polacos que un año antes estaban al borde de la inanición ahora pasan a ser una unidad de elite del 8⁰ Ejército Británico.
Algunas familias tienen la suerte de reencontrarse. Se forman campamentos de refugiados para los civiles en las afueras de Teherán, otros serán enviados a Sudáfrica, Uganda, India, México.
En Irak se les une la Brigada de Fusileros de los Cárpatos, que había luchado en Tobruk contra el general alemán Rommel, el famoso “Zorro del Desierto”.
De acuerdo a los relatos de mi abuelo, en las montañas iraquíes los soldados polacos le compraron a un niño un oso bebé, al cual alimentaron con leche servida desde botellas de cerveza. El oso, llamado Wojtek, creció hasta pesar más de 200 kilos. Le gustaba tomar cerveza, fumar (en realidad se comía los cigarrillos) y jugaba con los soldados. Cuando la unidad embarcó a Italia, el oficial de personal le confeccionó toda la documentación (incluyendo su foto) y al llegar al barco inglés el oficial de guardia, atónito, miró la documentación, le hizo el clásico saludo militar y dejó que abordase la nave. Durante la batalla de Montecassino ayudaría a los soldados a llevar las cajas de municiones más pesadas.
Luego de su paso por Oriente Medio, el Segundo Cuerpo de Ejército Polaco es enviado a luchar en Italia.
La invasión aliada a Italia había comenzado por Sicilia el 8 de septiembre de 1943. Luego de la ocupación de Salerno y de Nápoles, se esperaba que Roma cayera antes de fin de año. Pero en el camino se encontraban las fortificaciones de la Línea Gustav, encuadrándose entre ellas la abadía de Montecassino.
Los alemanes tenían el control de lo que se denomina en la jerga militar “terreno llave’’ (que es aquel que proporciona ventajas importantes al bando que lo posee). Allí se encuentra la “Colina de la Muerte”, detrás de lo que hoy es el Cementerio Militar Polaco de Montecassino. Por otra parte, los alemanes tienen tiempo suficiente para preparar las defensas: se colocan miles de minas, alambres de púas, bunkers en la montaña. Se emplazan cañones, morteros y baterías de cohetes, además se preparan excepcionales puestos de observación y un inigualable sistema de comunicación.
La Línea Gustav parece inexpugnable. Las tropas que la defienden son lo mejor de los mejor del ejército alemán, granaderos y más adelante paracaidistas, todos con amplisima experiencia en combate. Los mismos jefes aliados las califican como tropas excepcionales. Pero posiblemente la mayor amenaza para los aliados haya sido el comandante alemán, el General Fridolin von Senger und Etterlin, un aristócrata que despreciaba a Hitler y cuya sola presencia de un metro noventa inspiraba respecto. Von Senger sabía cómo pensaban los ingleses, ya que había estudiado en Oxford. Explotó al máximo todos y cada uno de los clásicos principios de conducción: voluntad de vencer; economía de fuerzas; maniobra; objetivo; sorpresa; masa/concentración; unidad de comando; seguridad; libertad de acción; ofensiva; simplicidad; sostenimiento; integración.
El primer ataque al Montecassino es el 2 de enero de 1944, cuando el 5⁰ Ejército Norteamericano recibe la orden de avanzar “tan fuerte como sea posible’’ Pero no hay uniformidad de criterios, el general Clark opta por un ataque frontal, a pesar que los franceses proponen un ataque por los flancos con apoyo de tanques. Las bajas aliadas del primer ataque son impresionantes.
En febrero hay un nuevo intento de ataque: debido a la presión de las tropas neozelandesas, se decide bombardear el monasterio. El martes 15, desde la mañana, 255 bombarderos norteamericanos arrojan 351 toneladas de bombas sobre el monasterio. Pero los bombardeos no son efectivos y las bajas del segundo ataque también son enormes. Un tercer ataque en marzo tampoco logra el objetivo. El 23 de marzo el General británico Harold Alexander ordena la retirada. Las pérdidas en vidas son gigantescas.
Mi abuelo participaría del cuarto ataque, una obra maestra de coordinación entre todas las unidades participantes. Esta vez atacarían tropas norteamericanas por el oeste, más en el centro las tropas francesas, a la derecha las tropas inglesas e indias, en el extremo derecho atacarán los polacos del Segundo Cuerpo del Ejército Polaco.
Fue espectacular, no solo por la decisión y valentía de los soldados, sino por preparación y la logística de la batalla. Los zapadores quitaron las minas de los caminos y tendieron puentes, las compañías de transporte llevaron miles de toneladas de suministro a los puestos de avanzada (bajo un preciso fuego enemigo), se hizo gran hincapié en la seguridad y hubo libertad de acción. Por ejemplo, cuando la infantería necesitaba apoyo de fuego los soldados del Regimiento Acorazado Escorpión (una unidad equipada con modernos tanques Sherman) no dudaron y cambiaron su ruta para socorrer a sus colegas infantes, las unidades médicas fueron dispuestas cerca del frente de manera que la atención de la enorme cantidad de heridos fuese lo más rápida posible, el jefe de la unidad médica, que tenía ya 70 años, operó sin parar 48 horas seguidas.
El 11 de mayo, 1.100 cañones del 8⁰ Ejército Británico y todos los cañones del 5⁰ Ejército Americano abren fuego en una línea desde Mar Tirreno hasta la localidad de Acquafondaty. Escuché de quienes estuvieron allí, camaradas de mi abuelo, que de repente la noche se hizo día.
A la una de la mañana del día 12 comienza el ataque polaco. Logran tomar la altura 593, pero los alemanes la recuperan. Sin embargo, logran aliviar la acción del 13⁰ División Británica. El 12 de mayo los alemanes emiten mensajes alentando a los polacos a irse a casa. El primer ataque termina el 14 de mayo.
El segundo asalto es decisivo: comienza la noche del día 16 de mayo, y el avance polaco es imparable. Los tanques apoyan a la infantería, con increíble coordinación. A las 10:20 del día 18, flamea la bandera polaca sobre las ruinas del monasterio. Los polacos han logrado la victoria para los Aliados.
Tan exitosa fue la actuación que el General Alexander dedico estas palabras a los polacos: ‘’Soldados del II Cuerpo Polaco, si me darían a elegir entre cualquier grupo soldado que quisiera tener bajo mis órdenes, los elegiría a ustedes’’.
Muchos de ellos quedaron luego en Italia, participando en otras batallas o esperando su reinserción a la vida civil después del fin de la guerra. En ese país se formaron más 1.200 matrimonios, entre soldados polacos y mujeres italianas.
Al finalizar la guerra la mayoría de los soldados polacos decide no volver a su país natal, ya que Polonia había quedado bajo la órbita de la Unión Soviética y las zonas del este polaco, de donde provenían la mayoría de estos soldados quedaron directamente dentro de la URSS (hoy Ucrania). Muchos se quedan en Italia, otros viajan a Inglaterra, donde algunos se establecen en forma definitiva y muchos otros, como por ejemplo mis abuelos, deciden emigrar a la Argentina dadas histórica hospitalidad y las posibilidades de progresar que había en esa época en nuestro país.




Andrés Chowanczak
Vicepresidente de la Unión de los Polacos en la República Argentina