Los Jaguelones
Artículos
Durante el reinado de la dinastía angevina el gobierno efectivo de Polonia quedó en manos de un grupo de cortesanos influyentes. Estos se opusieron al acceso de los príncipes electores alemanes y del duque de Mazovia al trono polaco, buscando al mismo tiempo el acercamiento con el Gran Ducado de Lituania, cuyo apoyo era necesario en la rivalidad con la Orden Teutónica. Lituania había dominado por entonces la gran mayoría de las tierras rutenas, debilitadas por las invasiones tártaras, al tiempo que había debido ceder parte de sus tierras occidentales a los cruzados. A la muerte de Luis el Húngaro, los nobles no dieron su aprobación a que el trono de Polonia fuera ocupado por Segismundo de Luxemburgo, esposo de la hija mayor de Luis, reconociendo en cambio los derechos de la hija menor, Eduvigis, aunque la obligaron previamente a anular sus desposorios con Guillermo de Austria. En 1385 los nobles firmaron un tratado con Jagiełło, Gran Duque de Lituania, por el cual Jagiełło se bautizó con el nombre de Ladislao, se comprometió a introducir el catolicismo en Lituania y pudo contraer matrimonio con Eduvigis, convirtiéndose así en el nuevo rey de Polonia. De este modo el Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania quedaron unidos por un vínculo personal.
La unión con Lituania fortaleció a Polonia. Para Lituania la unión política con Polonia constituía una garantía contra las continuas agresiones de los cruzados. La conversión de Lituania al catolicismo privó a la expansión teutónica de pretextos ideológicos. Al poco tiempo se redujo también la ayuda que obtenía el estado teutónico de los países de Europa Occidental. En los ilustrados medios cortesanos de Cracovia se subrayaba cada vez más la necesidad de renovar y ampliar la Universidad fundada por Casimiro el Grande. La Universidad de Cracovia se convirtió en un importante centro académico, estrechamente vinculado a la corte y a la burguesía de Cracovia, ejerciendo un fuerte influjo en el desarrollo cultural de la sociedad.
En el plano internacional, se avecinaba ineludiblemente un conflicto general con la Orden Teutónica, sobre todo desde el momento en que Jagiełło cedió la administración de Lituania al Gran Duque Vitoldo, aunque se reservó la potestad sobre éste. En 1409 estalló el conflicto abierto con la Orden. Polonia y Lituania unieron sus ejércitos y el 15 de julio de 1410 derrotaron a los cruzados en la batalla de Grunwald. Fue una de las batallas más grandes de la Edad Media, perecieron en ella el Gran Maestre de la Orden Ulrico von Jungingen y la mayor parte de los caballeros. La expansión de la Orden quedó definitivamente detenida y Lituania recobró las tierras del Niemen. Sin embargo, el apoyo diplomático del emperador germánico a la Orden Teutónica no le permitió a Jagiełło recoger todos los frutos de la victoria militar, si bien el debilitamiento de los cruzados auguraba una rápida solución del conflicto en torno a Pomerania y Gdańsk. Las luchas con la Orden Teutónica, tanto militares como diplomáticos, proseguirían aún por muchos años.
En este período se observa un continuo crecimiento de la significación internacional de Polonia. En todos los concilios participan delegaciones polacas. La victoria de Grunwald contribuyó a que el ducado pomeranio de Słupsk se declarara tributario del rey de Polonia. Los husitas bohemios enviaron sus embajadores pidiendo que Jagiełło aceptara la corona bohemia o designara en su lugar a otro príncipe de la dinastía Jaguelónica. La aristocracia se opuso a este proyecto, instigada por Zbigniew Oleśnicki quien más tarde sería cardenal y obispo de Cracovia. En 1420 Jagiełło debió renunciar a la corona bohemia y 4 años más tarde promulgó un edicto contra los husitas y retiró los refuerzos polacos de Bohemia.
Durante el reinado de Ladislao Jagiełło la nobleza obtuvo varios nuevos privilegios, el primero de ellos ya en 1388. El más importante establecía que ningún noble podía ser encarcelado antes del fallo del tribunal. Por medio de estos actos Ladislao quería ganarse el favor de la nobleza para la sucesión dinástica de los Jaguelones.
A la muerte de Jagiełło en 1434 Zbigniew Oleśnicki asumió la regencia, en vista de que Ladislao III era aún menor de edad. En 1438 Segismundo de Luxemburgo y los nobles bohemios ofrecieron el trono a Casimiro Jaguelón, hijo menor de Ladislao Jagiełło, comprometiéndose a traspasar a Polonia la potestad sobre Silesia. Sin embargo, la nobleza polaca encabezada por el obispo Oleśnicki impidió que el hijo de Jagiełło ocupara el trono de Bohemia y reprimió una sublevación de pequeños nobles husitas que estaba germinando en Polonia. En 1440 Casimiro Jaguelón fue elegido Gran Duque de Lituania y se extinguió la unión personal entre Lituania y Polonia. En el mismo año Ladislao III, que tenía entonces 17 años, fue llamado al trono de Hungría, con lo cual Polonia entró en la coalición anti turca. Los turcos habían extendido su dominación a los Balcanes y comenzaban a amenazar al estado húngaro. En 1444 derrotaron a las tropas húngaras en la batalla de Varna, en la cual cayó Ladislao Jaguelón y muchos de sus caballeros. En 1447 Casimiro, Gran Duque de Lituania, ocupó el trono de Polonia dejado por su hermano, restableciendo así la unión personal polaco-lituana. Durante su reinado se opuso a la coalición de la gran nobleza encabezada por Zbigniew Oleśnicki, apoyándose contra ella en los caballeros. En los últimos años de su reinado dedicó mucha atención a las ciudades, tratando de favorecer su desarrollo. También se opuso eficazmente a la autoridad del Papa en el nombramiento de los obispos, logrando imponer a sus propios candidatos. Unió a Polonia los ducados silesianos de Oświęcim y Zator.
A mediados del siglo XV se agudizaron los conflictos entre las ricas ciudades prusianas y la Orden Teutónica, cuya tiranía generaba una creciente oposición también entre la pequeña nobleza prusiana. Las principales ciudades se rebelaron contra la Orden y sus habitantes se declararon vasallos del rey de Polonia, paso que dio comienzo a la Guerra de los Trece Años (1454 – 1466). Al comienzo parecía que el rey, aliado al particiado de las ciudades prusianas, se impondría fácilmente a la Orden. Pero ya en la primera fase de las luchas quedó demostrada la poca utilidad de un ejército reclutado en base a la leva general, el mismo ejército que medio siglo antes había triunfado en Grunwald. La creciente prosperidad de los caballeros, convertidos paulatinamente en terratenientes, los hacía dedicarse más a la administración de sus tierras que al arte de la guerra. Más aún, los hidalgos reunidos en el campamento militar de Nieszawa en 1454, exigieron del rey nuevos privilegios a cambio de su participación en la guerra. El rey se comprometió a no tomar en el futuro decisiones de importancia sin obtener previamente la aprobación de la hidalguía. Es así que El Fuero de Nieszawa fue de hecho el fundamento del régimen parlamentario polaco.
Comenzaron entonces a crecer los poderes de las asambleas provinciales de los hidalgos (“pequeñas dietas”) y de las dietas generales. En las “pequeñas dietas” eran elegidos los diputados provinciales que representaban a la pequeña nobleza y al clero. Los diputados integraban la cámara baja del parlamento, mientras que el Consejo Real se fue transformando paulatinamente en senado. El mayor peso de las luchas en la Guerra de los Trece Años recayó sobre los mercanarios (sic) pagados por las ciudades prusianas y por el rey. Mediante la paz de Toruń de 1466 la Orden Teutónica devolvió a Polonia las tierras de Chełmno, Gdańsk y Żuławy. El ducado de Warmia, gobernado por los obispos locales, pasó a formar parte de Polonia como ducado tributario. Todas estas tierras formaban una provincia prusiana que conservaba sus propias asambleas y que recibió desde entonces el nombre de Prusia Real, al tiempo que las tierras que quedaran bajo el dominio de la Orden se denominaban corrientemente Prusia Ducal. El Gran Maestre de la Orden trasladó su sede de Malbork a Królewiec (Koenigsberg) y se declaró vasallo del rey de Polonia. Las ciudades más ricas, particularmente Gdańsk, conservaron su posición privilegiada. La paz de Toruń abrió amplias posibilidades comerciales con las ciudades prusianas, principalmente con Gdańsk y Elbląg. Ya en la primera mitad del siglo XV el Vístula se convirtió en una importante ruta comercial por la cual se transportaba a los puertos del Báltico cereales, maderas y otras materias primas. Creció sobre todo la exportación de cereales, impulsada por la demanda de las regiones más pobladas de Europa Occidental, como Flandes, los Países Bajos e Inglaterra. La explotación agrícola del hidalgo se iba convirtiendo en una empresa productora de cereales para el comercio y requería crecientes cantidades de mano de obra. Tanto los magnates como la pequeña nobleza trataban de suplir esta necesidad imponiendo a sus siervos obligaciones y tributos cada vez mayores.
La paz de Toruń le permitió a Casimiro Jaguelón concentrar su atención en la política dinástica. En 1462, aún durante la Guerra de los Trece Años, había concertado una alianza con el rey Jorge de Bohemia, en resultado de la cual, a la muerte de Jorge en 1471, ascendió al trono bohemio Ladislao Jaguelón, hijo de Casimiro. En 1490 Ladislao ocupó también el trono de Hungría. La dinastía jaguelónica en Europa llegó al máximo de su influencia gobernando en Polonia, Lituania, Bohemia y Hungría, es decir, la mayor parte de Europa Central y Oriental. Fuera del alcance de los Jaguelones quedó al este sólo el pequeño ducado de Moscú, que comenzaba la larga y penosa tarea de unificación de las tierras rutenas. Los Jaguelones eran en este período una de las casas reales más poderosas de Europa, distanciando a las demás en lo que respecta a la superficie de las tierras que gobernaba.
Fuente: “Panorama histórico de Polonia”,
Biblioteka Im. Ignacego Domeyki
Transcripción: Honorio Szelagowski
Director de Prensa CiPol