Relato acerca de la Masacre de Katyn
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El 1 de septiembre de 1939 Polonia es invadida por Alemania y comienza la Segunda Guerra Mundial; el día 17 de dicho mes simultáneamente, comienza el ataque soviético. Polonia lucha sola en 2 frentes contra las 2 superpotencias europeas de esa época.
El día 6 de octubre capitula la última gran unidad de batalla, el Grupo de Operaciones Polesie del General Kleeberg, cabe destacar que Polonia luchando contra Alemania y la Unión Sovietica resiste 36 días y Francia, con el valioso apoyo de la Fuerza Expedicionaria Británica y con un armamento similar al alemán, solo resistió 10 días más que Polonia.
Parte del Ejército Polaco logra escapar a occidente para continuar la lucha, parte es tomada prisionera por los alemanes y parte por los soviéticos, es el caso de mi abuelo y de su hermano.
Katyn es un bosque localizado actualmente en Rusia a unos 20 km al oeste de la ciudad de Smolensk y a unos 430 km al oeste de Moscú. En el año 1940, fue escenario de la cruel matanza de miles de oficiales polacos. Stalin quiso matar a la mayor cantidad e intelectuales polacos que pudiese.
Las tumbas se descubrieron en 1941, después de que los alemanes capturaron dicha ciudad, pero el hecho no se conoció hasta 2 años después.
El descubrimiento fue por casualidad. Una gigantesca manada de lobos merodeaba el lugar y el oficial alemán a cargo, Rudolph Christoph Freiherr von Gersdorff, ordenó que un grupo de soldados se encargara de eliminarla.
Von Gersdorff era un aristócrata que despreciaba a Hitler, había intentado asesinarlo, su plan falló, pero no fue detectado y para no despertar sospechas partió al frente oriental.
Fue él quien encontró los huesos que literalmente estaban brotando de la tierra y una enorme cruz de abedul en el lugar. La misma había sido colocada por los lugareños que sabían de los asesinatos.
Todos los cadáveres tenían un balazo en la nuca. Los alemanes inmediatamente se dieron cuenta que había sido una matanza encarada y llevada adelante por los rusos, quienes dijeron que los asesinos habían sido los alemanes. Las potencias aliadas, en especial Estados Unidos y Gran Bretaña, callaron porque necesitaban a Stalin como a un aliado y no lo querían como un enemigo en potencia por culpa de 22.000 cadáveres.
A Stalin no le importaba la cantidad de rusos que morirían en el frente como sí les importaba a los aliados. Los alemanes realizaron las exhumaciones y trajeron como testigos a prisioneros de distintas nacionalidades, entre ellos polacos para supervisar las exhumaciones.
Durante las mismas, un hecho llamativo fue la consulta de un Coronel médico alemán a un Capitán médico polaco:
El Coronel le preguntó al Capitán: “¿Cuánto tiempo calcula usted que se encuentran estos cuerpos aquí?” y el Capitán le respondió con precisión: Tantos meses.
Entonces el Coronel le preguntó cómo es que había logrado contabilizar el tiempo con tal precisión y este le respondió que había sido alumno de su cátedra de medicina forense en Berlín antes de la guerra.
El martes 13 de abril de 1943, la oficina de Noticias Alemana anunció por Radio Berlín el hallazgo de fosas comunes con gran cantidad de oficiales polacos asesinados en masa por las fuerzas soviéticas.
El gobierno polaco en el exilio acusó a los rusos de esta atrocidad; éstos, a su vez, culparon a los alemanes, pero nunca permitieron que la Cruz Roja Internacional investigara el caso.
A esta desgracia es necesario añadir que los familiares de las víctimas nunca tuvimos una confirmación oficial de lo sucedido hasta 1990.
En la correspondencia que manteníamos con la familia de mi abuelo en Polonia, se obviaba este tema para evitar una posible represión contra ellos, en la época comunista las cartas solían ser censuradas.
En Polonia, la situación fue más dolorosa aún, porque no se podía siquiera insinuar que la Unión Soviética fue responsable de esta matanza. En el extranjero la colectividad polaca realizaba permanentemente manifestaciones y misas para recordar este genocidio. En Polonia, en cambio, la palabra Katyn no se podía pronunciar, si no estaba acompañada por la fecha de 1941 en vez de 1940, de manera de culpar a los alemanes de esta atrocidad.
Recién el viernes Santo (13 de abril) de 1990, a cincuenta años de la masacre, Mijaíl Gorbachov admitió oficialmente la responsabilidad de la Unión Soviética en el crimen de Katyn. Por fin después de tanto tiempo, se pudo hablar sin miedos de este tema en Polonia.
En mi niñez la palabra Katyn fue sinónimo de tristeza.
El hermano mayor de mi abuelo materno, el Capitán Jerzy Bychowiec, fue uno de los oficiales polacos asesinados en dicho lugar.
De adulto pude saber sobre mi tío abuelo, lo que hubiera sido más justo que mi abuelo Nicolás (también Capitán del Ejército Polaco), se enterara sobre su hermano, el primer oficial polaco enviado a Katyn.
Sin embargo, me tocó en suerte a mí acceder a documentos que cuando los leí por primera vez sentí al mismo tiempo un profundo orgullo y una gran tristeza, debido a que mi abuelo nunca supo la opinión que tenían de su hermano, sus jefes y subordinados.
- Del Jefe de Regimiento: “No se preocupe por el lado norte, ese flanco lo defiende el Capitán Bychowiec”.
- Del Capitán Bychowiec al Jefe de Regimiento: “El Capitán Bychowiec solicita al Jefe de Regimiento que los prisioneros alemanes heridos, que se rindieron ante él, reciban la mejor atención médica que se les pueda proporcionar”.
- Capitán Bychowiec: “El mejor Jefe de Compañía del Regimiento”.
En la Campaña de 1939, cuando la situación se hizo insostenible, mi tío abuelo dejó en libertad de acción a sus hombres. Quienes lo desearan podían regresar a sus hogares y quienes quisieran, podían seguirlo y continuar la lucha. Casi todos sus hombres lo siguieron. Sin embargo, fueron emboscados por los soviéticos y no les quedó otra opción que capitular.
Todos los oficiales fueron enviados al este a los campos de prisioneros rusos. Cada tanto mi familia recibía una carta, incluso en una de ellas Jerzy decía que se corría el rumor de que todos serían liberados. Sin embargo, en un momento no llegaron más cartas y no se supo absolutamente más nada de él. Después de 50 años confirmamos lo que sospechábamos, que recibió un tiro en la nuca.
Creo que una vez que se supo la verdad, por fin los fantasmas de Katyn pudieron descansar en paz.
Andrés Chowanczak
Vicepresidente de la Unión de los Polacos en la República Argentina