Las reformas institucionales y la caída de la República
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El reinado de Estanislao Augusto Poniatowski fue un período de dramáticas luchas por reformar las instituciones del país y consolidar su independencia. Los señalados éxitos obtenidos en esta obra no impidieron, no obstante, la caída del estado polaco.
Durante el interregno de 1763 – 1764 la intervención armada rusa le permitió al partido de los Czartoryski imponerse a sus rivales. Como rey fue elegido el pariente de los Czartoryski Estanislao Augusto Poniatowski, favorito de la zarina Catalina II. Hombre de innegable talento y ambicioso, Poniatowski quería realizar reformas que eliminaran los principales defectos del régimen oligárquico y sacaran al país del atraso cultural y económico. Aceptó por necesidad el protectorado de Rusi, pero tratando de conservar la máxima autonomía en los asuntos internos.
La dieta electoral fue convertida en confederación general, lo cual permitía adoptar decisiones por simple mayoría de votos. En los años 1764 – 1766 la “Familia” (como se llamaba al partido de los Czartoryski) logró verificar algunos de sus proyectos: creó una comisión del tesoro y una comisión militar, se restringió las libertades de los tesoreros y hetmanes y se aumentó los ingresos de la hacienda. Pero cuando fue presentado el proyecto de poner límites al liberum veto, Rusia y Prusia exigieron perentoriamente la disolución de la confederación general y la igualdad de derechos de los disidentes.
En 1767 surgieron en Toruń y en Słuck sendas confederaciones de disidentes bajo la protección de las tropas rusas, pocos meses más tarde se convocó en Radom una confederación general cuyo principal instigador era el embajador ruso Repnin. A esta confederación se sumó toda la oposición conservadora que defendía al antiguo régimen y los privilegios del catolicismo, para lo cual exigía la abolición de todas las reformas y el destronamiento del rey. Pero la actitud de Catalina II decepcionó a los confederados de Radom, la Dieta tuvo que aceptar la igualdad de derechos para los disidentes, las reformas del poder ejecutivo fueron mantenidas en vigor y Estanislao Augusto – aunque humillado – siguió en el trono. Por otra parte, Rusia refrendó sus garantías para los derechos cardinales. Las frustradas esperanzas de los confederados de Radom y las arbitrarias intervenciones de Repnin condujeron a la proclama de la Confederación de Bar (1768 – 1772). Iniciada en Bar, Ucrania, la confederación se extendió rápidamente a todas las provincias de la República, siendo básicamente un movimiento armado de la nobleza en defensa de sus privilegios, de la religión católica y de la independencia de Polonia contra los crecientes apetitos territoriales del imperio ruso. En Ucrania la confederación se vio frenada por la rebelión de los siervos contra la nobleza, luego tuvo que hacer frente a las tropas rusas y a una parte del ejército real. Los magnates que acaudillaron la confederación no supieron superar sus disensiones internas y llevar una política coherente; el intento de secuestrar a Estanislao Augusto, precedido de una declaración de acefalía (1771), no tuvo éxito. Turquía declaró la guerra a Rusia en defensa de los confederados (1768) y Francia envió instructores militares, pero ello no podía ya conjurar el inminente desastre del movimiento. Entre los jefes militares de la confederación de Bar se distinguió por su talento Kazimierz Pułaski, que más tarde ganaría fama como uno de los próceres de la Independencia de los Estados Unidos.
La confederación de Bar, que unía la resistencia contra las reformas del régimen a la defensa de la independencia nacional contribuyó a acrecentar la autonomía política de la nobleza. Las consecuencias de estos cuatro años de guerra civil fueron catastróficas: una vez más el país fue asolado por las operaciones bélicas, al tiempo que las potencias vecinas obtuvieron un pretexto para proceder al primer reparto de Polonia.
Prusia aprovechó las dificultades de Rusia, envuelta en una nuevo guerra con Turquía, y la inclinó a aceptar el reparto. A ambas potencias se unió Austria y en 1772 los tres estados firmaron sendos acuerdos y ocuparon una parte de territorios polacos. Prusia se anexó la porción más pequeña en cuanto a territorio y población pero de mayor valor político y económico, que incluía la Prusia Real sin Gdańsk y Toruń y una parte de la Polonia Mayor (36 mil km2). La superficie más extensa, aunque económicamente poco significativa, le correspondió a Rusia: Livonia y una parte de la Bielorrusia polaca hasta los ríos Dzwina y Dniéper (92 mil km2). Austria se apoderó del sur de la Polonia Menor y de casi toda la Rutenia Roja, región conocida posteriormente con el nombre de Galitzia (83 mil km2). Polonia perdió en el primer reparto el 29% de sus territorios y el 35% de su población. En 1773 la Dieta tuvo de aceptar la cesión de las tierras perdidas.
La Dieta de 1775 estableció una nueva forma de gobierno de la República. El gobierno le fue confiado a un Consejo Permanente integrado por 18 senadores y 18 diputados de la nobleza, distribuidos en 5 departamentos ministeriales bajo la presidencia del rey. Estanislao Augusto supo aprovechar la protección formal declarada por Rusia para proteger al territorio de Polonia de mayores anexiones prusianas y austríacas. Sin embargo, San Petersburgo puso obstáculos a los ímpetus emancipadores del partido real, recurriendo para ello a la oposición de los aristócratas, que siguieron paralizando las actividades reformadoras incluso después de 1780, cuando ya se habían retirado de Polonia las tropas rusas que habían aplastado a los confederados de Bar. Entre 1776 y 1778, bajo el pretexto de codificar el derecho procesal, el rey intentó introducir una serie de reformas a favor de los siervos y burguese redactadas por Andrzej Zamoyski, pero tropezó con la decidida oposición del embajador ruso Stackelberg, del nuncio papal y de una gran parte de la nobleza. Estanislao Augusto esperaba también obtener el acuerdo de Rusia para elevar la numerosidad del ejército y fortalecer el poder real, a cambio de la participación dela República en la guerra contra Turquía. Estas esperanzas fueron frustradas por Catalina II en el encuentro con el rey de Polonia que tuvo lugar en Kaniów en 1787.
Después del primer reparto, a pesar de los obstáculos por parte de Rusia y de las trabas aduaneras impuestas por Prusia al comercio en el Báltico, la República logró reanimar su economía, ordenar el tesoro y la administración, formar modernos cuadros militares e impulsar una incipiente industria de armamentos. Los oficiales eran formados en la Escuela de Caballeros, fundada por Estanislao Augusto en 1765.
El desarrollo de las ciudades se vio considerablemente estimulado por la anulación de los aranceles internos y alcabalas, el establecimiento de un arancel general, la unificación del sistema de pesos y medidas y la creación de una Comisión del Buen Orden para las ciudades reales. Particularmente intenso fue el desarrollo de Varsovia, en la cual surgían bancos y manufacturas, aparecían nuevas manifestaciones culturales y tenía lugar una vida social cada vez más animada.
En las transformaciones que se operaban entonces en el país influyeron sobremanera las ideas de la Ilustración, que contribuyeron también a echar las bases de una nación moderna que no se limitaba exclusivamente al estado noble sino que abarcaba a todas las capas de la población. En esta época asumió por primera vez el papel dirigente una nueva clase intelectual en rápido crecimiento.
En 1773 la Dieta creó la Comisión de Educación Nacional, que se hizo cargo de los bienes de la Compañía de Jesús, disuelta poco antes por el papa, y extendió también su protección a todas las escuelas primarias y secundarias del país. Las reformas de las universidades de Cracovia y de Vilnius impulsaron el progreso de las ciencias matemáticas y naturales, gracias a lo cual se recuperó en gran parte el atraso con respecto a los países occidentales. En Varsovia florecieron la cultura y el periodismo. La gran mayoría de los sabios apoyaba el progreso cultural, social y político, actitud que compartían con casi todos los escritores. Los literatos más destacados de la época de Estanislao Augusto fueron Ignacy Krasicki, Stanisław Trembecki y Adam Naruszewicz, siendo este último también eximio historiador. Gracias a la obra de Wojciech Bogusławski surgió un teatro nacional polaco. Stanisław Konarski emprendió por entonces su lucha por la pureza de la lengua polaca, recargada durante el barroco con gran cantidad de superfluos giros latinos. Las obras de los escritores más destacados de la segunda mitad del siglo XVIII enseñaban ya un polaco natural y preciso, apto también como lenguaje de la ciencia. En la cultura seguía desempeñando un papel trascendental el mecenazgo de la aristocracia y del rey, cuyo gusto artístico dejó una clara impronta en el arte polaco de la época. El estilo favorecido por Estanislao Augusto en la arquitectura recogía elementos del barroco italiano y del neoclásico francés. A pesar de recurrir a fuentes foráneas, el arte de este período sigue acusando marcados rasgos nacionales.
Las divergencias entre Rusia y Prusia, que se profundizaron durante la guerra de Rusia y Austria contra Turquía (1787) anunciaban una buena ocasión para liberar a la República de las garantías rusas. Prusia, esperando obtener nuevas tierras polacas a cambio de reintegrar a la República los territorios anexados por Austria, buscaba un acercamiento con Polonia y quería poner coto a las influencias rusas en Varsovia.
En 1788 se reunió en Varsovia la Dieta llamada más tarde de los Cuatro Años. Esta dieta se proclamó confederación bajo la presidencia de los mariscales Stanisław Małachowski y Kazimierz Nestor Sapieha. Ya al comienzo mismo de las sesiones se aprobó un aumento de los efectivos del ejército de la República y se exigió la evacuación de las tropas rusas, que se hallaban nuevamente en territorio polaco. El Consejo Permanente impuesto por Rusia fue disuelto. Los efectivos del ejército debían crecer de escasos 20 mil a 100 mil soldados, sin embargo, a pesar de un considerable aumento de los impuestos, no se pudo fijar los efectivos militares en más de 65 mil hombres.
Los decretos que rechazaban la protección rusa e introducían las tan necesarias reformas, eran obra del partido patriótico que contaba en la Dieta con una inmensa mayoría y cuyo dirigente indiscutido era Ignacy Potocki. En la tarea de ganarle a la reforma partidarios entre los diputados y de buscar para ella el apoyo de la opinión pública, le cupo un papel de importancia a los escritos de Stanisław Staszic, Hugo Kołłątaj y numerosos intelectuales reunidos en torno a este último en lo que se dio en llamar la “Forja de Kołłątaj”. La oposición, inspirada por Rusia, estaba acaudillada en la Dieta por el hetmán Franciszek Ksawery Branicki. El rey se proponía al comienzo llevar a cabo todas las reformas necesarias sin romper con Rusia, pero al declararse a favor del partido patriótico terminó por aceptar la orientación proprusiana del mismo. En 1790 la República firmó una alianza con Prusia.
En marzo y en abril de 1791 la Dieta aprobó sendas leyes relativas a la reorganización de las dietas provinciales y a los fueros de las ciudades. Estas leyes precedieron a la obra magna de la Dieta de los Cuatro Años, que fue la Constitución del 3 de Mayo. Después de la Constitución de los Estados Unidos, fue ésta la segunda ley fundamental del mundo establecida por escrito. La Dieta la aprobó en el curso de un procedimiento sumamente abreviado bajo la presión de la opinión pública de Varsovia. La Constitución del 3 de Mayo fue el resultado de un compromiso entre el rey, autor del proyecto de la misma, y los dirigentes del partido patriótico. La Constitución abolía el liberum veto y la libre elección de los reyes, eliminando así los defectos básicos del régimen político de la democracia nobiliaria y fortaleciendo el poder ejecutivo. Establecía una monarquía hereditaria y un gobierno integrado por el rey, el primado y cinco ministros – la llamada Guardia de las Leyes, limitaba la influencia de la aristocracia, extendía los derechos de la burguesía y colocaba a los siervos bajo la protección de la ley y del gobierno. La Constitución del 3 de Mayo fue un intento de establecer en Polonia una monarquía parlamentaria y, en la intención de sus creadores, debía constituir el punto de partida para ulteriores reformas. Durante el último año de sesiones de la Dieta de los Cuatro Años se desarrollaron y modificaron algunos artículos de la Constitución.
Entretanto, el inminente fin de la guerra con Turquía le permitió a Catalina II injerir nuevamente en los asuntos polacos con el fin de restablecer su protectorado y abolir las reformas, apoyándose en la aristocracia conservadora. El 18 de mayo de 1792 un gran ejército ruso cruzó la frontera de la República. Al mismo tiempo, en la ciudad limítrofe de Targowica se proclamó oficialmente una confederación en defensa de la “libertad dorada” (el acta de la confederación había sido firmada previamente en San Petersburgo). Los confederados eligieron mariscal a Szczęsny Potocki.
Prusia se desentendió de la alianza firmada con Polonia. El ejército polaco no pudo hacer frente a la abrumadora superioridad rusa. El rey y los líderes del partido constitucional no creían en la eficacia de la resistencia. Después de algunas batallas de poca importancia, y de rechazar Catalina II las soluciones de compromiso propuestas por Estanislao Augusto, la guerra terminó con la capitulación del rey y su acceso a la confederación de Targowica. Los confederados se apoderaron del país y abolieron las reformas.
El 23 de enero de 1793 Prusia y Rusia firmaron en San Petersburgo el segundo reparto de Polonia. Prusia se anexó Gdańsk, Toruń, la Polonia Mayor, parte de Mazovia y Kuiavia (57 mil km2). Rusia ocupó casi toda Ucrania y Bielorrusia (250 mil km2). Austria no participó en el segundo reparto.
La última Dieta de la República que se reunió en Grodno en 1793 se vio obligada a reconocer las cesiones territoriales, restablecer los derechos cardinales y reinstaurar el Consejo Permanente, dejando sólo en vigor una mínima parte de las reformas de la Dieta Cuatrienal.
El segundo reparto y la ocupación rusa profundizaron el descontento de la población y apresuraron una conjuración independentista, a la cual se sumó también la emigración patriótica que buscaba contactos con la Francia revolucionaria. Cuando los ocupantes exigieron la inmediata reducción del ejército polaco y arrestaron a algunos de los conjurados, el general Antoni Madaliński dio comienzo a la insurrección con la marcha de su brigada de Ostrołęka a Cracovia, el 12 de marzo de 1794.
El general Tadeo Kościuszko, participante de la guerra de Independencia de los Estados Unidos y de la guerra en defensa de la Constitución del 3 de Mayo, ciudadano de honor de Francia, proclamó, en la Plaza Mayor de Cracovia el bando de la insurrección y presó juramento como Jefe Supremo de la misma (24 de marzo de 1794). La victoria de Racławice el 4 de abril, debida en gran parte al valor de los segadores que integraban la infantería de Kościuszko, dio ánimo a los insurrectos. El 17 y el 18 de abril, el pueblo de Varsovia acaudillado por el zapatero Jan Kiliński y los soldados de la capital vencieron a la mayor agrupación de tropas rusas estacionada en el país. Unos días más tarde, Jakub Jasiński desarmó a la guarnición rusa de Vilnius.
Después del revés sufrido en Szczekociny el 6 de junio, Kościuszko se dirigió a Varsovia y logró rechazar a las tropas rusas y prusianas que la sitiaban (julio – septiembre). La insurrección que estalló en agosto en la provincia de Poznań fue apoyada por la expedición del general Jan Henryk Dąbrowski. Sin embargo, en junio Cracovia se vio obligada a capitular y en agosto cayó Vilnius.
Al tener noticia de que de Ucrania se acercaban nuevas fuerzas enemigas, Kościuszko quiso impedir que se unieran a las que ya operaban en Polonia y el 10 de octubre atacó al cuerpo del general Fersen, pero fue derrotado y hecho prisionero. En el cargo de Jefe Supremo le sustituyó Tomasz Wawrzecki. El 4 de noviembre de 1794 las tropas rusas al mando del general Suvorov tomaron el barrio de Praga e hicieron una matanza de la población civil. Unos días más tarde Varsovia se rindió sin oponer resistencia. El 16 de noviembre el ejército polaco se desintegró definitivamente, cayendo en cautiverio el general Wawrzecki. La insurrección de Kościuszko había llegado a su fin.
La insurrección no abolió formalmente el poder real pero sí lo suspendió. A fin de mejorar la situación de los campesinos y alentarlos a participar en la insurrección, Kościuszko proclamó el 7 de mayo de 1794 en Połaniec la abolición de la servidumbre y reducción de las cargas de los labriegos. El pueblo de Varsovia, impulsado por los elementos más radicales, exigía de las autoridades insurrectas medidas más drásticas y, ante la inactividad de las mismas, en mayo y junio ejecutó sumariamente a los traidores. Los insurrectos esperaban obtener ayuda de Francia pero en lugar de ello, fue la insurrección polaca la que ayudó a los ejércitos revolucionarios de Francia, ya que obligó a sus enemigos a desviar numerosas tropas hacia Polonia.
Antes de caer definitivamente la insurrección, ya había cuajado el proyecto del tercer reparto, que esta vez borraba totalmente del mapa al estado polaco. Las desavenencias entre los ocupantes se prolongaron por espacio de un año. El 24 de octubre de 1795 firmaron el tercer tratado de partición de Polonia. Austria ocupó la parte meridional (47 mil km2), Prusia el noroeste (48 mil km2) y Rusia el resto (120 mil km2).
El 25 de noviembre de 1795 abdicó Estanislao Augusto, falleciendo en 1798 en San Petersburgo. La República desapareció del mapa de Europa, hecho que fue acogido con indiferencia y aún con aprobación por parte de los gobiernos, mientras que la opinión pública democrática y liberal de Europa y de América del Norte condenó decididamente el desmembramiento de Polonia como un atropello contra la nación polaca.
El reparto final de Polonia se consumó en un período en el que el estado polaco comenzaba precisamente a levantarse de su decadencia, si bien no logró fortalecerse con la rapidez necesaria para defenderse contra las pretensiones territoriales de sus vecinos. La evolución social y cultural que tuvo lugar en las jornadas de la Ilustración influyó en la vida del pueblo polaco en el primer período de la opresión política, mientras que la Constitución del 3 de Mayo y la Insurrección de Kościuszko quedaron inscritas gloriosamente en la historia nacional.
Fuente: “Panorama Histórico de Polonia”,
Biblioteka Polska Im. Ignacego Domeyki
Transcripción: Honorio Szelagowski
Director de Prensa CiPol