¿Es posible el ‘Socialismo del siglo XXI’ en Argentina?
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El politólogo y pensador alemán Heinz Dieterich Steffan, formulador original de la teoría del “Socialismo del siglo XXI”, que fuera el ideólogo e inspirador de los autócratas latinoamericanos Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega, etc., etc., sostenía: “Que la lucha de clases, se resolverá no por la mera voluntad (de los ladrones globales), sino por la conquista del poder”. El primer paso entonces, consistiría en ello, para a continuación instaurar una sociedad democrática, participativa, socialista y sin clases sociales por medio de un estado de derecho eficiente y no corrupto. Cabe preguntarse ¿El porqué del fracaso en la aplicación concreta de este socialismo “aggiornado”, en los países regidos por dichos autócratas? Dejemos, por un momento, las consideraciones de orden económico, del fracaso del socialismo en todos los países donde fue aplicado, a lo largo de la historia, comenzando por la Rusia soviética al presente. Sumiendo a la población en la miseria y en la más abyecta conculcación de derechos elementales. En síntesis, nunca superaron el test de la realidad. Pruebas al canto: La caída estrepitosa del régimen soviético en 1989.
Pero esencialmente fracasaron por no constituir estados de derecho eficientes y honestos, sino todo lo contrario. Ya en el siglo XVIII, el padre del liberalismo, Adam Smith, sostenía que el fundamento esencial de los regímenes políticos, de cualquier signo ideológico, debía ser de orden moral.
En Argentina, si bien, Néstor Kirchner asumió el poder político a través de elecciones libres y democráticas, cuyo gobierno fue posteriormente continuado por su esposa Cristina Fernández y actualmente por Alberto Fernández, como mero instrumento de esta última. Tuvieron en sus cuatro ciclos de gobierno la característica central de una corrupción sistémica, organizada desde el estado, contaminando todos los niveles de conducción política: Nacional, provincial y municipal.
La llegada al poder se produjo por el aupamiento entrista en el peronismo, que de socialismo clasista no tenía nada, sino todo lo contario. Perón se había inspirado en la mussoliniana “Carta di lavoro”, de clara inspiración fascista.
Ahora bien, ante el derrumbe económico y social, el aumento de la pobreza que supera el 40% de la población, la inflación incontrolable que probablemente supere el 80% anual a fines del 2022, la lideresa Cristina Fernández pretende conservar el poder y evitar la condena judicial que inexorablemente se avecina. No obstante las innumerables maniobras de todo tipo que está instrumentando para lograr su impunidad. Entre ellas, para citar solamente algunas; la presión de todo tipo sobre los jueces que la juzgan, la tentativa de modificar el número de miembros integrantes de la Corte Suprema de Justicia para lograr una adicta, etc.
Es bien conocida su falta de escrúpulos morales en el manejo de la cosa pública. Lo que nos permite hacer un ejercicio de futurología, que pueda parecer descabellado, pero puede adquirir visos de realidad, a juzgar por los hechos ya sucedidos en el país.
Si en el año 2001, ante la crisis desatada durante el gobierno radical de Fernando de la Rúa, el peronismo opositor y la dirigencia sindical fomentaron los saqueos y las movilizaciones de protesta a Plaza de Mayo para lograr el derrocamiento del gobierno; lo que finalmente lograron. Así también, durante el gobierno de Raúl Alfonsín el sindicalismo peronista con la conducción del líder cervecero Saúl Ubaldini, realizó innumerables paros generales para obstaculizar su gestión.
¿Porqué en estas circunstancias social y económicamente mucho más graves no puede la lideresa repetir dicha maniobra e inducir al presidente, en ejercicio, a decretar el estado de sitio? Como hizo De la Rúa en su oportunidad.
Siguiendo este razonamiento, y volcadas a la calle las masas descontroladas, de imposible contención por la fuerza policial, convocado el Ejercito, no obstante la prohibición constitucional, cosa no imposible con un generalato ganado por el Kirchnerismo, luego de décadas de menoscabo y deterioro del Ejercito Argentino.
Controlada la situación “manu militari” y abolidas las instituciones de la República, sin Poder Legislativo ni Judicial, la toma del poder absoluto será una realidad.
Parece ciencia ficción, pero ya sucedió en Venezuela y en Nicaragua con otros ingredientes, países donde rigen autocracias y se aplica los postulados del “Socialismo del siglo XXI.”
¿Es posible el socialismo del siglo XXI en Argentina? Sí, es posible, depende de la ciudadanía y de la defensa de los valores democráticos y republicanos que sepamos defender, especialmente en estos aciagos momentos donde la batalla cultural se dirime en todos los ámbitos. Defender los valores de nuestra cultura e idiosincrasia es el imperativo de la hora.
Autor: Jacek Piechocki,
miembro y socio fundador del Círculo Cultural Polonés ‘San Juan Pablo II’